Es casi probable que este 9 de febrero la ciudad de Iquique amanezca como siempre. Una suave brisa mas bien fresca, y el sol que lentamente se abre paso entre las nubes. Al mediodía “la calor” se hará un tanto insoportable tanto o igual que el tráfico de vehículo en ciertas calles del centro. Luego del almuerzo, la siesta nos llamará con su leve susurro. “Eslora” dice mi tío Jecho y se levanta de la mesa para reproducir esa institución que la globalización no ha sabido derrotar, y que parte al día en dos. La tarde se dejará sentir. Y luego la noche, con estrellas o sin ellas, dirá que la jornada ha terminado. ¿Por qué entonces tendría que ser especial?
Hace 71 años atrás, ese día fue especial en esta ciudad. Iquique se detuvo antes y después del 9 de febrero. Durante todo enero el diario “El Tarapacá”, anunciaba entre los rigores de los combates de la segunda guerra mundial, la preparación de Arturo Godoy para medirse frente al mejor de todos los pesos pesados de la historia, el bombardero de Detroit, Joe Louis. En el local donde funcionaba el citado periódico, en Bolívar con Patricio Lynch, la familia Roldán instaló altoparlantes. Allí se concentraron cientos de iquiqueños para saber de la suerte del nacido en Caleta Buena, un 10 de octubre de 1912. Su madre, doña Vicenta, no pudo escuchar el combate y se fue con su hijo a caminar por el parque Balmaceda.
Fueron 15 rounds intensos. Las apuestas siempre favorecieron a Louis. Sin embargo, un jurado de tres, dio por ganador a Arturo Godoy. Sólo tres púgiles se mantuvieron en pie frente al hombre que con la mirada te mataba. Después de Luis Angel Firpo, el nuestro, fue el segundo en disputar un título en la máxima categoría. Iquique, Chile entero, Buenos Aires (se transmitió la pelea por Radio Splendid) y otras capitales de mundo prestaron atención a este match.
De la mano de Louis Bouey, el mismo que descubrió al Tani, Godoy, se paseó por las capitales del mundo, mostrando sus cualidades. Su vida ha inspirado a poeta, novelistas y cuentistas. La pluma de Ticiano y de Mister Huifa en la revista “Estadio” lo han inmortalizado. Portadas de “El Gráfico”, en Buenos Aires, y “The Ring”, en Estados Unidos, lo han perpetuado en el papel.
En los años 80, Arturo Godoy y su familia se viene a Iquique. En su ciudad natal muere. Una humilde pasaje llevar su nombre, cuando en realidad una avenida sería estrecha para contener la estatura y la dignidad de un hombre como Arturito.
El 9 de febrero de 2001, al caer la tarde, un grupo de jóvenes bajo las instrucciones de Rubén “Yoma” Guerrero, entrenan al aire libre en lo que queda de la escuela Nº 16. Ellos, poco o nada saben del Tani y de Arturo Godoy, pero están en las mismas que el guapo de Caleta Buena: derrotar a la miseria a través de los puños. Al fondo de la memoria se escucha “¡Agáchate Godoy!”.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 6 de febrero de 2011, página A-9