El anaquel de la memoria dice que el año 1930, se realiza el primer campeonato de Chile  de fútbol.  Fueron dos los ganadores.  No se dirimió entre Iquique y Concepción. Fue un empate a 3. Ambos fueron consagrados campeones nacionales. Este 8 de diciembre la historia parecía repetirse, pero debía haber un vencedor.  La ceremonia de los penales, hizo que Limenza nos permitiría alzar una copa más para nuestras estanterías.  El minuto de silencio en homenaje a los privados de libertad que murieron en San Miguel, nos recordó la fragilidad de la vida y lo injusto del sistema carcelario.   Iquique, sabe de esas tragedias también.

En el 2010 Iquique lo ganó todo. Conquistó todo aquello que se puede obtener por el ejercicio de fair play. Solamente perdimos en la ANFP, en la que el juego limpio no tiene cabida. Los abrazos de los dragones a Mayne-Nicholls, cuando éste entregaba la Copa, fue un tributo y una demostración de agradecimiento para uno de los nuestros. Los comentaristas del CDF, que de identidad no saben mucho, no lograron entender el lienzo escrito que afirmaba “Un orgullo ser chileno, un privilegio ser iquiqueño”. Un mandamiento de lo que somos que se esgrime en la alegría y en el dolor. El himno a Iquique, interpretado por la barra bullanguera y fiel,  cubrió la gradas en tierras extrañas en la que esa pieza musical se canta con más entusiasmo aún.

Afuera, escribo luego del partido, el espacio público o lo que queda de él, es ocupado por autos que entonan bocinas y elevan banderas.  Sólo el fútbol y el carnaval, que a veces son primos hermanos, tiene el privilegio que antes tenía la política: sacar a la gente de sus casas a la calles por un mismo objetivo.

El recuerdo del año 80, golpea por los cuatro costados. Eliminada la Universidad de Chile, y luego derrotado Colo Colo, el cielo fue más celeste. En el años 30, los playeres llegaron en tren o en barco. La figura de Vernal, la del arquero y de su hermano, la de Damiani, parece confundirse con la Acao, Carreño, Dávila y Saravia. De igual modo como héroes serán recibidos Martell, Ramos, Naranjo y Taucare. Y otra razón para celebrar. Hemos recuperado la marca que nos registró como campeones: Deportes Iquique. Los campeonatos obtenidos el  30, 35, 37, 43, 47, 55, 65 y 78,  en el fútbol amateur es la base sobre la que se levanta el edificio campeonístico.

Pero será una celebración a media. Aquellos que  a lo mejor iban a escuchar el partido desde San Miguel, en ese infierno de torre, no lo pudieron hacer. Esas muertes de aquellos que ya estaban condenados a la muerte, la social y la cultural,  hacen de esta fiesta algo especial. La Copa Chile, fue disputada entre dos regiones alejadas de Santiago. La final del 1930 se repitió el 2010. Pero, ahora la Copa es sólo nuestra.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 12 de diciembre de 2010, página A-9