En este país, tu país, el tuyo y el mío, se ha puesto de moda vender cuanta cosa sea posible. No importa de que se trate siempre y cuando sea rentable y ayude a eso que la gente llama progreso, pero que a veces no sabe muy bien que es.
Para ser más concreto, la alcaldesa designada por Pinochet y que en sus tiempos mozos practicó la natación por la Academia de Educación Física, sin decir agua va, es decir, sin consultarle a nadie, ha puesto en venta el Estadio Municipal. Recordarás que éste ubicado frente al Balneario, ha sido escenario de grandes triunfos y también de frustraciones del deporte local. De triunfos para que te cuento si tú lo sabes mejor que yo. Iquique imbatible en los zonales y nacionales de atletismo. Jorge González, Ariel Standen, Fernando Mussa entre otros. Iquique con el Mono Sola, Benimellis, Cavieres y tantos otros campeones de Chile. Iquique campeón de béisbol junto a Santiago y a Tocopilla. Iquique campeón de fútbol amateur el año 78 y con ello se le abren las puertas para entrar al profesionalismo. Te podría seguir enumerando más y más triunfos. De las derrotas mejor no acordarse.
Resulta que la historia no es cosa del pasado como muchos piensan. La historia también es presente y futuro. La rica historia de nuestro deporte sirve para inspirarse, para proyectarse. Y para ello la historia precisa de espacios para recrearse. No es posible entender la historia de Chile sin sus monumentos. La gesta de Prat sin la boya que simboliza la epopeya de esos marinos, pasaría luego al olvido. La misma noción de patria sin la bandera nacional sería muy abstracta. El Estadio Municipal es el expresión material de nuestros deportes. De allí que venderlo es destruir un símbolo preciado. La venta del Estadio es no creer en nada en nuestro pasado. Es tratar de olvidar parte de nuestra identidad cultural. Y es grave, que la alcaldesa lo haga, no porque sea designada, sino sobre todo por que es iquiqueña y fue deportista. Hay gente que está contra de ella, porque pertenece a la derecha. Creo que el argumento para defender el Estadio no pasa por ahí. Pasa sobre todo por aunar voluntades en torno a la defensa de lo nuestro, de nuestra tradición e historia. Y en esto son los deportistas, el Consejo Local de Deportes, los que han de sacar su voz y han de movilizarse para defender lo que a todos nos pertenece.
Hay que recordar que lentamente han ido desapareciendo símbolos de nuestra rica vida deportiva. El Club Hípico le dio paso al aeropuerto que estaba al lado del Regimiento Granaderos, la cancha del SIPT al turismo del sector de Cavancha. El Garden Ring, donde peleó el Tani, ahora habitado por un supermercado en Sargento Aldea con Vivar. La cancha del Castro Ramos, en la Avenida Balmaceda. Y así podemos seguir. Todo lo anterior en nombre del progreso, es decir, en el nombre de seguir congestionando la vida urbana de la ciudad. En construir edificios de alturas, para ver si nos parecemos a Miami o a otra ciudad desarrollada. Creo que el progreso es bueno, pero siempre y cuando respete nuestras tradiciones y nuestra identidad cultural. El Estadio Municipal, se alza con la humildad típica de aquellos que han sido grandes. Nosotros, los iquiqueños debemos agregarle a esa humildad la fuerza para defender lo nuestro, tal cual defendemos la celeste cada vez que es preciso hacerlo.
Publicado en El Nortino, el 22 de febrero de 1992