CACTAE MUJER DEL DESIERTO

 

Hay libros como el de la Cecilia  Castillo, que logran,  transportarnos, a otros  paisajes, a otros  tiempos históricos, como si ese artefacto,  fuera un especie de máquina del tiempo.  El libro, es una buena manera de conocer al mundo. A través de él, podemos imaginar otros mundos posibles, en otras épocas. La gracia de una buena obra  es que logra insertarnos en el ambiente que describe. Pero, para ello precisamos, lectores cómplices que se comprometan, activamente, con lo que leen. De impecable presentación,  y gracias al apoyo del Gobierno Regional, a través del Fondo de  Pequeñas Iniciativas Culturales, el patrimonio literario regional sigue en aumento.

La universalidad de  Cactae, mujeres del desierto, radica precisamente en hacerse cargo de una buena parte de esa tradición judeocristiana, que con el tiempo, y de la mano de los conquistadores españoles y de los otros, más reciente,  ha logrado enraizarse en nuestra cultura.  Hasta el punto de decir “nuestra tradición judeo/cristiana”. Escrito entre el desierto y el mar, por Cecilia Castillo,  opera y funciona como un verdadero vehículo que acerca a culturas tan distintas como parecidas entre sí.  Aquí se habla de ese otro desierto, primo hermano del nuestro. La  autora, logra escribir un libro como éste, inspirado en un libro grande como la Biblia.

Podríamos decir de alguna manera, que Cecilia Castillo,  se convierte además en co-autora de ese maravilloso libro que se llama Biblia.  En tiempos en que se lucha por homologar las relaciones entre hombres y mujeres, la autora  acude con su arte a esa labor.  Las visibiliza, le sigue las huellas que han dejado en esas dunas desérticas. Las viste de rabia y de rebeldía, las hace sublevarse contra el tirano de turno, y hasta con el mismo Dios que las creó.

Este es un libro escrito por una poeta.  Aquí la economía verbal de la narradora no se deja amilanar por la urgencia de la síntesis. Y es que el universo narrativo se construye a fuerza de detallar las cientos de formas de nombrarlo a él, al Creador: Tú, el poderoso. El Vigilante.  El Fortísimo.  El Inquebrantable. El Primero y el Ultimo.  El Bienhechor.  El Compasivo.  El Indulgentísmo. El Generoso.  El Clemente.

Fin de año, comienzo de uno nuevo: Certeza del logro de la palabra, nuevos libros, Cecilia Castillo adulta y adolescente, tejedora, orfebre, remendona, pulcra, rebelde, cultivadora del bajo perfil, dueña de sus miradas, nos ayuda con esta nueva publicación, a mirar de frente lo nuevo, por lo mismo, que ha construido, un puente, de mito y de literatura, entre ese pasado lejano, y estos días de hoy. Gracias por el desierto y por esas mujeres que le dan vida. Gracias Cecilia por llenar de cactus la literatura.

 

Publicado en La Estrella de Iquique, el  12 de enero de  2003