Y la segunda es un hecho que bien vale la pena rectificar. El día 29 de enero de 1971, la Ilustre Municipalidad de Iquique, lo declara “Ciudadano Ilustre”. El regidor que actuaba como alcalde, en reemplazo de Jorge Soria, que estaba ausente de la ciudad, Carlos Díaz Leyton, propuso la medida. Los argumentos que se esgrimieron para tal distinción fueron los siguientes: “Ha quedado confirmada que la actuación de este distinguido miembro de las Fuerzas Armadas de Chile ha sido relevante y en forma especial en las numerosas oportunidades que asumió como Intendente subrogante de la provincia, méritos que lo hacen acreedor a una distinción honorífica” (La Estrella de Iquique, 29 de enero de 1971).

Subrayo la palabra rectificar, ya que no es posible que siga manteniendo tal categoría quien mandará a ejecutar a Freddy Taberna y a tantos otros inocentes en Chile. Nombro a este iquiqueño, porque no me cabe la menor duda, que más de alguna vez se habrán encontrado en la ciudad, que recibió con sus mamparas abiertas a este joven militar. El cuerpo de este geógrafo del barrio El Morro, aún no se encuentra. Junto a otros fue asesinado en Pisagua.

Ahora que la justicia empieza a llegar. Es bueno que la Ilustre Municipalidad de Iquique, en un acto que la dignificaría, proceda a retirarle ese signo de distinción. No es posible que comparta ese honor con humildes hombres y mujeres de la ciudad como Willy Zegarra, Victoriano Caqueo, Ariel Standen o Rubén Loayza. Gente humilde que no robó. Gente que no ha matado a nadie.