Mal terminó el año para los iquiqueños. Se nos fue Patricio Advis V. El olor a jazmines de los viejos jardines, nos recordará los pasos cansinos de este personaje que recorría la ciudad, casi siempre a pie. El Pato, era, sin lugar a dudas, un hombre ilustrado, poseedor de un gran capital cultural. Lo conocí como arquitecto, historiador, poeta y amante del boxeo. Esta última pasión lo llevó a interesarse por aquel deporte en blanco y negro, de los años 20 al 40. Su trabajo era la arquitectura, pero su pasión era la historia. Al final, y en un gesto de sabiduría, supo mezclar ambas. Gozaba además de un agudo sentido del humor. Lo conocí en los años 80, cuando en la calle Ramírez, tenía su oficina repleta de papeles y de planos. El humo del cigarro lo invadía todo.
En las eternas jóvenes noches del Wagón, Advis, nos recitaba un bello poema. La noche parecía detenerse, y los pasos de Almagro seguían conmoviendo al desierto. Era amante del dato preciso; el rigor era su catecismo. Se sabía de memoria los nombres de las playas que había entre los baños de La Gaviota y el estadio del Castro Ramos. Fue, un hombre ilustrado que debió haber nacido en París, pero que jamás pensó en cambiar su puerto de madera por la ciudad luz. “Esos son muy ordenados”, me decía.
Su familia, los Advis, ocupan un lugar de importancia en la historia de Iquique. Políticos y comerciantes, en el mejor sentido de la palabra, artistas como su hermano Luis, supo el Pato engarzar con esa tradición republicana hecha en Iquique. Hombre de izquierda, eso no hay que olvidarlo. Por lo mismo arrinconado en los años 80. Gozaba además de un exquisito sentido del humor, que desplegaba alrededor de un café o de un vaso de vino, tanto en el viejo como en los actuales dos wagones. Orgulloso de haber nacido en la calle Baquedano, siempre en tono de broma, nos señalaba nuestros orígenes barriales. “Dejaste de escribir con la pluma de jote”, me decía cada vez que nos terciábamos por ahí. Muchos gozamos de su amistad, de sus rituales y de sus obsesiones. Podría ser categórico y al rato tierno. La obra arquitectónica de Patricio Advis, es evidente, pero lo es más aún, su trabajo en la historia regional del norte grande.
Mal empezó el año para la ciudad, y ojalá el olvido no nos gane. Ya habrá tiempo, para repasar la obra del Pato, y de paso recordarle a las nuevas generaciones que hubo gente como Patricio que pensó e hizo ciudad.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 25 de enero de 2004, página A-15