Cada barrio produce sus personajes. Hombres o mujeres que logran articular la memoria y/o el saber del territorio que habitan, sea esta la ciudad o el barrio que los vio nacer. El del Matadero no podía ser la excepción.

El «Ñato» Hugo, era uno de ellos. Matarife de profesión, carneador, para ser más exacto, me corrige Rubén «Yoma» Guerrero. Se calzó los guantes por el Unión Matadero, y en el peso liviano se paseó por los cuadriláteros de la región. Pero, lo suyo era la memoria, como lo era para Funes, el personaje de Borges.

Contaba las anécdotas de la ciudad como si acontecieron el día de ayer, o como si él las hubiese protagonizado. Pero, era pudoroso. Jamás quiso darme una entrevista para la televisión de la Unap. Razones tendría. Pero era generoso, y daba el dato preciso. Siento que el Matadero, con la muerte de Hugo René Hinojosa Alfaro, pierde su libro mayor. «Pero si era la Biblia de los deportes» agrega el Yomita Guerrero. Y era cierto, cada vez que precisaba un dato de los bravos del sector norte, el «Ñato» Hugo respondía con claridad y autoridad. Me contó de las canchas que tuvo La Cruz, del genio de don Santiago White, y de como era la Plaza Arica cuando crecían en sus jardines, rosas rojas, bajo el cuidado de don Camilo, el sereno.

Hugo el memorioso, era una biblioteca oral caminando con sus pasos cortos por la ciudad. Se paraba en lo que quedaba de su barrio, el llamado barrio boliviano, y empezaba a enhebrar los recuerdos: el Dandalo, el Carnaval, la Casa del Deportista, las Cinco Esquinas, y las cientos de historias de los chinos mondongueros.

Buena parte del viejo barrio de el Matadero se va con el «Ñato» Hugo. Ha muerto un buen pedazo de la memoria popular iquiqueña.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 24 de febrero de 2013, página 22.