Jamás imaginó Violeta Parra que un coro de más de cuatrocientos niños y niñas cantaran “Gracias a la Vida” en el día de su natalicio. Una especie de “cumpleaños feliz te deseamos a ti” Esto ocurrió el 4 de octubre en la escuela artística que lleva su nombre, ubicada en la calle Orella, al lado del Buen Pastor.
Una escuela que despliega gracias al esfuerzo y a la pasión de sus profesores, estudiantes y apoderados, una labor artística que viene a reafirmar esa idea de la educación integral. Ya lo sabemos, sin arte y sin cultura no hay tal formación. Y en ese establecimiento la pintura, la música, la danza, el grabado, la cerámica, el teatro son centrales en el currículo de los estudiantes.
Es grato ver como en la escuela pública, en este caso municipalizada, el arte está a disposición de todos aquellos que como la Violeta nacieron con vocación para hermosear la vida. Da gusto ver a los hijos e hijas del pueblo, dialogar con el pincel, conversar con la danza, auscultar la cerámica, tutearse con el violín y las trompetas; da gusto ver como nuestra identidad se proyecta gracias a las artes.
Sin embargo, este establecimiento que ha logrado en gran medida, implementarse gracias al apoyo de fondos concursables (lo que habla muy bien de la capacidad de gestión), necesita que su labor se extienda a la enseñanza media. Una vez egresados de la enseñanza básica, estos talentos no tienen la posibilidad de seguir sus estudios. La inversión que se hace en los primeros ocho años, queda sin continuidad. Por ello se hace necesario que se implemente, a la brevedad, la educación media. Es la única manera que la ciudad cuente con artistas de primer nivel. Sólo de ese modo podemos tener figuras de la estatura de Enrique Campuzano, Rodrigo Básaez, Fernando Godoy, Luis Advis, entre tantos otros.
Mientras presenciábamos el quehacer de esos niños y niñas, me imaginaba el paseo Baquedano, lleno de arte. Estaciones de música, de pintura, de danza, de esculturas que llenasen de vida ese paseo que a veces, está tan vacío. Y ya los sabemos el arte es el centro de la vida. Lo que le falta a esta escuela, es divulgar sus logros, los que sin duda son muchos. La televisión local, en especial la de la Cormudesi (Tarapacá Televisión), tiene mucho que hacer.
Sólo con artistas formados en casa podemos ver nuestro teatro Municipal repleto de actividades durante todo el año. Artistas que poco o nada tengan que envidiar a los que nos visitan. Poseer un conjunto de artistas es también indicador de desarrollo. Velar por ellos y por su formación es tarea del Estado y de todos nosotros. La Viola puede sentirse contenta. Aunque no nombre a Iquique en su “Run Run se fue pa’l norte” sabemos que el desierto la atrapaba con sus vericuetos de colores y de melodías.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 14 de octubre de 2007.