DucalLas calles de las ciudades hablan. Un rápido paseo por Iquique así lo demuestra. Letreros que anuncian y denuncian. Hechos a mano, por lo general con buena letra y mala ortografía, anuncian el menú del día. «Pollos alas brasas», tal cual. O el letrado Pedrito Lobos que cada fin de semana anuncia los partidos de Deportes Iquique, con sus comentarios ácidos a veces, ingeniosos siempre.

En las tiendas del Iquique de los 60, siempre aparecían en épocas de fiesta, el tradicional: «Se admiten separados». Recién hoy entiendo esa frase. «Tenemos convenio con la Armada» y tantos otros, que los lectores pueden recordar. En las ventanas de las casas particulares era frecuente leer: «Se dan viandas». «Se zurcen pantalones» y hasta el ya necesario: «Se hacen vastas». Tal cual. Algunas vez propuse la creación de las BOM, Brigadas Ortográficas Municipales, para extender sanciones a quienes infringen la lengua de Cervantes. Se escuchó un fuerte «No se oye Padre».

En las fuentes de sodas o como quiera que se le llame, café con piernas, por ejemplo, es ya un clásico: «Se necesita señorita, buena presencia». Las últimas dos palabras tienen una definición e intención implícita más que clara. Se le exige a la dama en cuestión ciertos atributos que cierto mundo masculino demanda en estos lugares. La sociología nos enseña que en cuestiones de gusto, está todo escrito. La pertenencia a la clase social, lo condiciona, por no decir que lo determina.

La ciudad es un conjunto de textos escritos a mano, que denuncian concepciones de la belleza y sobre todo, nuestra crisis educacional. Hallullas con hache o sin hache. Menudo problema. Una cerveza bien helada será más reconfortante en la medida, que una dama de buena presencia se la traiga a la mesa.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 22 de septiembre de 2013, página 14.