Hubo un tiempo en Iquique que jugar básquetbol era tan importante como jugar al fútbol. Cada fin de semana, ya sea en el recinto del Chung-Hwa, del Iquitados, del Unión Morro, de la Academia, del Norteamerica, de La Cruz en la plaza Arica, entre otras, los clubes locales amenizaban durante todo el año diversos campeonatos. A lo anterior había que agregar el aporte de las escuelas que en ese entonces se conocían como primarias.  Llegar a vestir la celeste era el ideal que todos perseguían y que unos pocos lograban.

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El broche de oro de esa intensa actividad deportiva lo constituía el campeonato de verano. Esperábamos el mes de enero o de febrero para que los pitos sonaran, y los equipos entraran a la Casa del Deportista, esta vez reforzados y con otros nombres. Academia era Alas Negras, Norteamérica, Verdiblanco, La Cruz, plaza Arica.  Fui testigo de finales infartantes entre Alas Negras y Verdiblanco. O bien entre Iquitados y Chung-Hwa. Tuve la fortuna de ver jugar al gran Lorenzo Pardo, y de admirar a los hermanos Ortega, al Sandy Sánchez y al «Peta» Castillo. Un joven flaco Low, se empinaba sobre sus largos huesos. El «Pelo» Vargas, «Cacerola» Bustos, el «viejo» Manuel Silva, el «Cuico» Sepúlveda, entre otros, se hubieran hecho millonarios. Eran triplistas en tiempos en que los puntos valían dos y uno. «Bambú» Ortiz, era imparable bajo el cesto al igual que Manuel Carrasco. El básquetbol era una familia, a pesar de las muchas rivalidades. Y era familia grande.

Poco o nada queda de eso. Y es una lástima. Iquique tiene una historia que otras ciudades carecen. Jugadores olimpícos como Juan Ostoic, Manuel Ledezma, Eduardo Cordero, Juan José Gallo, Andro Mitrovic, entre otros. Y clubes en vigencia que son los más antiguos de todo Chile. Se viene un nuevo campeonato de verano. Allí estaremos a ver si el fantasma del «Negro» Pardo y del «Conejo» Miranda nos iluminan el camino.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 16 de febrero de 2004, página 16.