Todavía quedan algunos ecos del 21 de mayo. La ciudad como siempre, o mejor dicho como casi siempre, se ha preparado para tributar a Prat. Los nostálgicos como siempre rumian sus pesares en silencio o en alta voz. Ya las casas no se pintan. La cercanía del 21 de mayo significaba que una nueva camisa o pantalón aumentaría nuestro ropero. Es que la ciudad cambió y se transformó en una ciudad global con todo lo que ella implica. En los 60 Iquique era barrio grande que vibraba fuertemente con esta celebración. Pero no hay que olvidar que el 21 de mayo de 1957, las banderas chilenas son izadas a media asta en señal de protesta contra el centralismo. Nos acusaron de “relajamiento patriótico”. Pero ningún iquiqueño se sintió que tracionaba a la patria. Al revés se usó a Prat, héroe de toda la patria para llamar la atención sobre lo mal que estabámos.
Las bandas de guerra del Liceo y del don Bosco luchaban lealmente por ser la mejor. Y ambas lo fueron. Como liceano siempre me gustó la nuestra, pero es evidente. Es como ser de la plaza Arica y no gustarle La Cruz. Hoy las mujeres se han incorporado a las bandas. El crecimiento de la ciudad, las nuevas migraciones, han cambiado el paisaje. Los nuevos vecinos no tienen a sus abuelos para que le cuenten las historias del combate naval de Iquique. Las romerías al cementerio Nº 1, era un ritual que nadie se lo perdía. Es que las calles eras respetuosas y abrían el paso a los bomberos, que lucían elegantes y serios a la hora de marcar el paso por Tarapacá hacia arriba. En las escuelas primarias, era casi un mandamiento recitar la arenga de Prat. 21 por la tarde la matinée, terminaba de cerrrar el ciclo y por la noche la plaza Prat, ese espacio en común servía como espejo de nuestra ganas de estar juntos. Al día siguiente don José Coloma Tiznado con voz fuerte nos decía que la escuela 6, había sido la mejor del desfile. Mentía tal vez, pero puchas que motivaba.
Publicado en La Estrella de Iquique el 24 de mayo de 2015, página 13