Ser de La Cruz tiene varias características que es evidente para quienes nos conocen. Hay un hilo que recorre a todas las generaciones que van desde el año 1923 a la actualidad, hilo que nos resume: garra, sacrificio y un claro sentido de futuro. A ello hay que sumarle, que somos el único club que no tiene cancha donde practicar, y que pese a ello, hemos sabido alzar más de una copa. Y como suele decir la tradición, perdemos cuando tenemos todo a nuestro favor.
Los de La Cruz, se levantan sobre dos pivotes fundamentales, el barrio y la historia. Somos el único club de barrio de Iquique que hemos logrado mantener en alto nuestros colores, teniendo casi todo en contra. En la dictadura nos quitaron cancha y sede social, pero igual nos las arreglamos para seguir haciendo trenzas y bandejas. La plaza Arica no se definía sin el golpeteó de los balones sobre el duro y caluroso asfalto. Hoy, paso a paso, hemos ido recuperando nuestros espacios. La sede social abierta a toda la comunidad habla de nuestro compromiso con nuestro medio.
Este año recibimos el mejor regalo que nos pueden dar, coorganizar con la Zofri, un torneo de menores. Más de 150 niños y niñas, juegan los fines de semanas, tratando de emular a figuras como la Mafalda Schenoni, Isaura Leguatt, Marcelino Herrera, Manuel Silva o Andrés Mery. Los más jóvenes Sammy Villarroel, Jorge Vidal, Coris Fuentes, Constanza Araya, Isidora Jiménez, Diego y Daniel Regalado, entre otros y otras, recrean, tal vez sin saberlo, los mejores atributos del capital cruciano: rapidez, astucia y técnica. Y por cierto una elegancia sin par. Todos ellos semillas de bondad.
En la plaza Arica el barrio más popular e identitario de la ciudad encuentra en La Cruz, su mejor dispositivo que activa el tremendo capital que habita en los territorios urbanos que hay que reconquistar. Ponerse la amarilla con negro es actualizar una identidad que Santiago White entre otros, cultivó, Manuel Silva consolidó y que las nuevas generaciones de entrenadores continúan. Edgardo Barría, con el viento en contra supo hacer flamear nuestros emblemas. Nada nos ha sido fácil, por lo mismo, estos 92 años nos sorprende con un pie en el barrio y otro en ese cielo que tiene nuestros colores. ¡Salud!
Publicado en La Estrella de Iquique, el 13 de septiembre de 2015, página 21.