los Camperos Miercoles 20 de septiembre 1967 ecenario flotante picina godoy

 

 

En septiembre se nos instala la pregunta acerca de quienes somos. Como si en los restantes otros meses esa reflexión sobrara. Reflexionamos sobre el escudo, la bandera nacional, la cueca, la empanadas, el rodeo y los llamados juegos populares. (Los animalistas ariqueños, sin rodeos, se opusieron a esa practica que algunas llaman deporte). En nuestras ramadas, pasó lo de siempre. Los que alegan que faltan cuecas hasta los que abogan por la diversidad sonora de este territorio que no tiene una sola banda sonora, sino que muchas. Un afro-colombiano vestido de huaso en el desierto más árido del mundo, parecía una postal surrealista. Donde fueres, haz lo que vieres.

Pero ya pasó. Y la pregunta sigue flameando. ¿Somos los que comemos? Si así fuera somos de una diversidad que da gusto. Lo cierto es que para el 18, es urgente comer empanadas, un asado y un choripan que viene allende de la cordillera. El nacionalismo parrillero, con su estética, olor y colesterol se apodera de la cocina chilena. La empanada y el asado se convierten en el ritual que nos afirma como lo que deseamos ser. Pero, es sólo en septiembre. Los triunfos de la selección chilena ha provocado, eso si, un aumento en el consumo de carnes rojas.

Somos también hijos de la tragedia. El terremoto a quien hemos domesticado a través del brebaje que inventamos para hacerlo más familar, nos delata en nuestro espíritu que nos lleva a convertir, la tragedia en comedia. De allí los chistes, los memes. No somos pesimistas per se. Somos optimistas en un nivel relativo. Si los esoceses tienen el whisky, nosotros tenemos el terremoto. Y no podía ser de otro modo. Somos un país de vigías. Cuando nos encargan una tarea y nos preguntan como va, decimos «lo estoy viendo». O «estoy en eso». Esto de jugar con el presente para evitar hacer las cosas, nos define mejor que nada. «Está casi listo», nos aseguran con una cara de satisfacción que da gusto. «No me demoró nada», exclama el otro. Cuatro miran al único que trabaja en una zanja. Menos mal que ya se va septiembre. Se nos viene Navidad. Cambiamos el terremoto por el cola de mono. Al huaso postizo por el viejo pascuero. Si no sabemos lo que somos, al menos seamos.

De la fotografía. «Los Camperos» en la piscina Godoy de Iquique. 20 de septiembre de 1967. Escenario flotante.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 27 de septiembre de 2015, página 17