Antonio Gala dice que para conocer una ciudad hay que ir a sus mercados y cementerios. Otros agregan catedrales y lo más heterodoxos, los estadios. Sin embargo, hay un ejercicio que no hay que desdeñar: el city tour. Una modalidad que consiste en subirte a un bus y recorrer la ciudad, guiados por expertos que te cuentan la historia de la ciudad, sus edificios, sus catástrofes y sus personajes (casi siempre de la elite). En Mendoza, la figura del Libertador José de San Martin es imponente. Todo lleva su nombre, pero nada se dice de la vida, por ejemplo, del gran Nicolino Locche. Es como si en Iquique, se obviara la estampa del Tani y de Godoy.
El city tour es el lugar donde los extranjeros, sobre todo japoneses, inmortalizan en sus fotografías calles y avenidas de la ciudad. Ignoro si en esta ciudad se ofrecen esos servicios. Conozco la travesía hacia la Boya, y el buen servicio en el museo Esmeralda. En todo caso, los city-tour no logran dar con la ciudad profunda. Esa que late bajo otros circuitos, y cuyos latidos no se producen en las avenidas oficiales. Y sus personajes no tienen monumentos. El city tour oficial además no da espacio para las mujeres. Las ciudades a través de este ejercicio, son o parecen ser masculinas.
El city-tour te muestra la ciudad oficial, la del día, aquella que parece no tener contradicciones. La ciudad de la noche precisa de otras cartografías. El poeta Julio Miralles, nos dejó una obra inédita. Y lleva el nombre de esta crónica. Es el recorrido de un bohemio por las arterias iquiqueñas donde, y desde la noche, aparece otra ciudad. Hay calles que al caer el sol, son otras, en la que todos los gatos son negros. Miralles sabía de gatos y conocía la noche como ninguno. A su modo era una felino. En la noche la ciudad es masculina, femenina, gay y travesti. El desborde es su plano regulador. La negra noche de este city-tour, constituye el anverso de ese recorrido del día, donde las gaviotas y los lobos marinos, esperan conocer la gesta de Prat contada por un peruano. Con su City Tour Miralles nos sacó el rollo.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 6 de diciembre de 2015, página 23