1921-2003.
Nació en Canadá.
Llegó a Iquique como sacerdote católico. De la orden de Los Oblatos.
Fue uno de los precursores del Golf en esta ciudad.
Campeón de Chile el año 1956, en béisbol.
Se ganó el apodo de Mister Home-Run
La Revista Estadio, escribió:
Ese fue el título que se ganó el Reverendo. Padre de los Oblatos de María Inmaculada, Marcelo Quirión. Sólo en el «home» con su «arma» de madera, les presentó batalla y los venció limpiamente a todos. Las bolas enviadas por el Padre Quirión buscaban nido detrás de las tribunas populares. Como al conjuro de una orden enviada por el Reverendo, se iban derechito a esconderse lejos del alcance del filder izquierdo, ante la desesperación de rivales y el aplauso rotundo y bullicioso de todo un público que no le escatimó ante la jugada máxima de este deporte. Tres partidos y tres «home-run». Record nacional y gran score en cualquier cancha del mundo. El Padre Quirión fue figura aún, antes de entrar al diamante. Un sacerdote jugando béisbol, era cosa que despertaba interés de todos, de entendidos y profanos. Luego, vino su actuación maravillosa y ya no hubo más que hacerle. Se había ganado el primer puesto, lejos de todos los competidores. Tanto en la primera base como en el bate, brilló él y nadie más.
Es canadiense, como la mayoría de los sacerdotes de esta orden. Natural de Sherbrooke, donde se formó como jugador, actuando en ligas provinciales que son semiprofesionales. Ahora con 35 años a cuestas sigue siendo jugador de béisbol y actualmente campeón de Chile. Llegó a Iquique en 1949, pero él dice que es «pampino», pues desempeña su ministerio en la Oficina Victoria. Lo agarró la pampa. Dirige una Escuela Industrial de primer orden, con 35 profesores entre ingenieros y técnicos. El deporte tiene allí buen asiento. Lo ha impuesto él, pero como una disciplina más. Como un ingrediente básico para la formación del hombre: ordena, crea, espíritu de superación, los hace tenaces, despiertos, inteligentes. Sobre todo el béisbol, deporte de inteligencia, una especie de ajedrez en que hay que tener en cuenta la cancha y a todos los jugadores para realizar la jugada veloz, fulminante. Su recia personalidad se hace sentir en el team iquiqueño (Revista Estadio. Año XV. Nº 680. 25 de mayo de 1956).