Desde los tiempos antiguos del fútbol, el apodo cariñoso lo mantuvieron grandes defensores de los clubes y de la cuidad de Iquique. Con ellos se quedaron y cuando se fueron a otros centros siguieron con sus apellidos y el motecito al lado.
Recordamos al “Longo” Bermúdez; a los pelaos Zamudio y Cisternas; al negro Vernal; musaraña Campos; el gringo Alachi; el cabezón Barreda; Minutillo Martínez; el mono Sola; Chancaca Vernal, Zoquete Céspedes; el pato Astudillo; el Nene Ceballos; los millonarios López, el chino Ramírez; el chueco Naveas y otros tantos que difícilmente podría contener el párrafo.
El “Longo” Bermúdez fue campeón de Chile, por Iquique y posteriormente lo fue por Pedro de Valdivia y en todas partes se le conoció más por el “Longo” que por Bermúdez. Igual sucedió con el gringo Alachi que fue entrenador del Audaz Italiano; con Albadiz, el famoso “negro” que triunfó en el fútbol profesional y con el “cara de bola” el puntero que se consagró por Bádminton en el fútbol profesional.
Actualmente son muchos los jugadores de fútbol que cuentan con apodos simpáticos y por ellos son identificados en el ambiente. Muchas veces, no son conocidos sus apellidos. En algunas tiendas medio equipo tiene apodos. Es la idiosincrasia de nuestro Iquique que se impone, desde los primeros ajetreos del fútbol. No será muy fácil que se termine.
Con ello se podría formar un par de equipos y de bastante calidad.
En Cavancha, tenemos al Keko Reyes; al pejerrey Valdivia; Petate Pizarro; Toño Rojas; Fito Pizarro y al chino Bugueño; en Unión Morro, están el Caluga Carreño; Indio Miranda, Pelé Rojas, Chicoria Espinoza, Chancho Carreño; Unión, Manrruro y Barreta Scopinich, los dos hermanos que estuvieron en la selección; en Norte América, el pulpo Vistoso, los pelaos Zúñiga y Aracena, El Tagua Figueroa; en Sportiva Italiana, el perico Sacco; En Cóndores, el Jackie Castellanos, Buco Gandolfo, Sampdoria Muñoz, Chilenito Barrios; en Maestranza Musaraña Campos; en Estrella de Chile, Julino López, Roly Riquelme, entre otros.
Hay muchos más y todos aceptan al apodo cariñoso. Están felices y no reclaman. Se les identifica en cada jugada, en cada gol y muchas veces se escucha: gol del Buco; buena pejerrey, fallaste Manrruro; no te la pudiste Barreta; jugaste bien Pelé y a la otra Petate.
Así es el fútbol con su salsa y sus inquietudes.
Como ayer y hoy surgirán los futbolistas y desde chicos se irán hacia arriba con motecitos cariñosos y afectuosos de los hinchas y de los que pujan en el club o en el barrio.
No indica autor.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 18 de marzo de 1970.