Defendió los colores de la Universidad Católica y de Santiago Wanderers. En México jugó por el León y hoy en Chile, por Everton de Viña del Mar (2018 y 2019).
Jugó por Municipal Iquique y por Deportes Iquique.
Seleccionado chileno.
No sé mucho de Alvaro Ramos, el joven delantero de Municipal de Iquique.
Lo he seguido las veces que he podido. Nunca ha cejado de bregar y de mojar la camiseta. El gol que le hizo a Unión Temuco, un golazo según la jerga: velocidad, amague y finiquito, los celebramos todos. Y no sólo porque era el cuarto, el de la tranquilidad absoluta, no por la hermosa factura del mismo, sino porque se lo merecía, lo andaba buscando, lo andaba persiguiendo partido tras partido. Es cierto fue un golazo, pero más que eso fue el premio a tanto esfuerzo, sacrificio y amor propio.
Bastaba verle la cara alegre de niño que tiene, bastaba verle la sonrisa de cabro con juguete nuevo, ver como los otros grandotes, Taucare y cía, le caían encima, para comprender que era el gol que le hacía falta, que nos hacía falta a todos.
Una tarde de septiembre, del día 17 que tiene nombre y apellido: Alvaro Ramos.
Iquique, 17 de septiembre de 2010