Hay pequeñas revoluciones tecnológicas que impactan y cambian nuestros hábitos cotidianos. Las nuevas generaciones piensan que el mundo siempre ha sido así. Ignoran, por ejemplo, que los teléfonos tenían tres o cuatro dígitos y había que llamar a una amable operadora, que provocaba el milagro de la comunicación. Lo mismo sucedió con las radios emisoras y qué decir con el cine. No siempre hubo plataformas como las que conocemos en la actualidad. ¿A qué viene todo esto?
El 14 de mayo de 1930 Iquique vivió una de esas revoluciones tecnológicas. El lugar de los hechos es el Teatro Nacional. No se trató del estreno de ninguna película en especial. Fue más que eso. El Tarapacá, especie de memoria de Iquique, dice que gente de todas las clases sociales acudió a este lugar en forma masiva. Y las expectativas eran altísimas. Era la primera vez que se exhibía una película con sonido incluido. Era el adiós al cine mudo. El hombre del piano que desde un costado del telón hacía sonar melodías, iba a perder, poco a poco, protagonismo.
“Howdy Broadway”, era el nombre de la cinta. Hablada y cantada en inglés. El Tarapacá, argumenta qué pese al idioma y gracias a la sencillez de la trama, el público conectó con el filme. “Se hace comprensible, aún cuando se desconozca el idioma”, se lee. Previo a la película, se exhibió una cinta de monos animados. La película se había estrenado el año anterior en Nueva York.
Lo bueno vino al día siguiente. La función era en castellano. La policía y los bomberos se movilizaron para evitar desórdenes y posibles incendios. Iquique entraba en una dimensión más de la modernidad, esta vez de la sonoridad en el cine. Broadway se hacía familiar tal cual Cavancha con sus fiestas con el sonido de las olas reventando suavemente en el viejo muelle.
Aun así y de vez en cuando, ver una película muda nos devuelve un poco la inocencia.
Publicado en La Estrella de Iquique el 16 de enero de 2022, página 11
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