Fue un personaje por donde se le mirará. Y lo seguirá siendo en la medida que la memoria local sea generosa con él, tal como él lo fue con su querido Iquique. Desde niño sabíamos, no a ciencia cierta, quien era. Se le conocía como Checho González. Organizó en la cancha de la plaza Arica un inmenso campeonato de baby fútbol, que se llamó Gigante. Pero la música era su pasión y vocación. Las primeras notas de prensa lo describen como un concertista en guitarra. Luego forma junto a su hermano Mino, Los González. Deben ser los primeros iquiqueños que graban un disco long play. Se hacen famosos con una canción que pide a gritos ser reversionada. Se trata de “Bombón”. Se le incorpora la Jauregui y adquieren un sonido diferente.
Checho fue por excelencia compositor. Pero además productor, gestor le dirían hoy, de muchos festivales. Creó el sello Dragón, además de un premio en que reconocía a los destacados. Tuve el honor de recibirlo en una ceremonia en el teatro Municipal.
Era generoso y su sonrisa brillaba como sus ojos claros. El boom pesquero de los años 80 no se puede entender sin ese vals que hiciera popular Carlos “Sentimientos” Avalos, se trata de la canción “Amigo tripulante” que se tocaba en todas las chanchas que había por esa ciudad más amiga de la noche que del día. Era un cronista musical de Iquique. Sus canciones son una puerta de entrada para conocernos un poco más. Le hizo canciones a casi todo el mundo. Algo que no sabía. Le hizo una canción al dictador. No está para preguntarle ¿Qué te pasó Checho? Sus razones tendría.
La última vez que lo vi, antes de la pandemia, le noté un cierto tono evangélico en sus palabras. Me abrazó y me deseó lo mejor. Fue de amabilidad al grabar una de sus canciones en el CD Del Chumbeque a la Zofri. Por lo mismo me quedo con una de sus mejores canciones, aquella que relata la muerte del gran boxeador Rubén Godoy.
.Publicado en La Estrella de Iquique el 18 de diciembre de 2022, página 11.