Cesar Luis Menotti era un lírico del fútbol. Especie de Gustavo Adolfo Bécquer combinado con Pablo Neruda. Lo importante no era ganar a cualquier precio. Si había que perder debía ser con dignidad. Huelga decir porque le decían flaco. Para el mundial del 1978 no llamó a un joven que iba a revolucionar el fútbol mundial. Escribo por cierto de Diego Armando Maradona. Pero lo coronó campeón del mundo sub 20. Tiempo después el 10 sintetizaría la obra del flaco. “Nos hacía correr como alemanes y no enseñó a tocar como brasileño”.
Nació, por cierto en Rosario, la tierra de Messi, de Fontanarrosa, de Bielsa y presenció esos clásicos entre Rosario y el Newels. Vino a Iquique el año 1979 cuando Iquique era imparable. Algo sabía de nuestra ciudad, por las peleas de Godoy, por las canciones de Antonio Prieto y por la matanza en la escuela Santa María.
Visita el viejo estadio de Cavancha junto a Luis Santibáñez y su nombre lo corean cerca de 10.000 personas. Algo no menor para un argentino. Pero se le respetaba por su forma de interpretar el fútbol y por haber sido campeón del mundo con Fillol y Kempes entre otros. Si figura enjuta tenía mucho de Don Quijote, pero este no andaba con Sancho, que encarnaba el principio de realidad. No lo necesita, precisaba de sus sueños. Era un progre que entendía que los pobres eran los que amaban al fútbol, jugado en los potreros o en las polvorienta como decía Raúl Duarte. Le aconsejaba a sus jugadores que los verdaderos hinchas estaban, no en marquesina, sino en los tablones, Y que cada gol había que dedicárselo a ellos.
Cuando estuvo por aquí presenció el match entre La Calera y los nuestros. El primer tiempo nos llevaban la ventaja de dos goles. No sé qué le habrá dicho el DT o el capitán en los camarines, que el huracán celeste terminó echando abajo a los cementeros. ¡Quienes anotaron por los nuestros?
Las canchas del mundo le tributaron un minuto de silencio. Estuvo en Iquique el 7 de octubre de 1979.
Publicado en La Estrella de Iquique el 12 de mayo de 2024.