Los recuerdos nos hacen ver que tenemos pasado. El humor de la tercera edad suele decir que se tiene mas pasado que futuro. Los recuerdos se tejen en forma colectiva. Y en muchos casos a través de canciones. Estas son vehículos que son como la sangre que transitan por nuestras venas. Un liceano me dice íbamos a tu casa a escuchar el long play del grupo español Los Mitos que cantaban entre otras la canción Cuando vuelva.
En la Casa del Deportista le cantábamos a nuestro querido Jorge Gárate el Anda camina, camina Juan. Pescado. Con el tiempo di con un salsero cuyo nombre es Larry Harlow. Alguien en el barrio hizo la adaptación de la canción La Cartera.
La memoria y el olvido en sus propios terrenos dan cuenta de su vigencia. Juan Pescado y Larry Harlow han muerto
De la Casa del Deportista ya sabemos que pasó con ella.
Desde niño camino al Liceo por la calle Barros Arana frente al Mercado un letrero decía Traiga su guitarra y cante. Zaragoza se llamaba ese lugar donde el dúo Correa del Villar hacían hablar a sus guitarras.
El español Serrat. Construye una postal de una ciudad que en este lado del planeta no sabíamos que existía: “Y esa calle y esa plaza y ese municipal y esa esquina y esa fuente y esa escuela nacional y esa estatua y ese puente y esa carretera general y ese perro muerto en la cuneta y esos albañiles en ‘samarreta’… Casi ná”. Le canta a Badalona. De la mano de Antonio Machado nos recuerda de su infancia en un patio de Sevilla.
Leonardo Favio, en una canción de José Carbajal, hace ver que la calle es libre, sintetizado con ello el deseo de la infancia de patear la pelota donde se nos diera la gana… Pero siempre hay una vecina.
García Márquez inmortalizó en su novela a. Macondo. Pero para aquellos que no se enteraron de Cien Años de Soledad, Graciela Arango de Tobon, escribió la cumbia que Los Hispanos, Giolito y su Combo, en la década de los 80, hicieron bailar a toda América Latina con ese pegajoso estribillo: Macondo, Macondo, yo me voy para Macondo”.
Ciudades construidas no ya desde un plano regulador, sino de esa geografía y territorio que toca y conmueve al poeta. Y éste, generoso nos las regala. Muchas ciudades son las canciones que sobre ella se han cantado. No me imagino Capri sin la voz de Hervé Vilard. Debe ser un lugar triste.
Publicado en La Estrella de Iquique 16/11/2025.