Cuando los estudiantes franceses pintaban las calles de su patria con grafitis como “Seamos realistas pidamos lo imposible” en Iquique, las tres radios AM no daban más de si. Y no podía ser de otro modo. La voz de Matt Monro, con su “Alguien cantó” batía los rankings locales que a fuerza de llamadas telefónicas, los disjockey made in Iquique, construían. “Y en la oscuridad, de pronto comprendí…”
Matt Monro, se alzaba como el equivalente británico de Frank Sinatra. Dueño de una voz baja, pero potente sus canciones sirvieron para animar romances, así como para consolar a los faltos de amor, que en la economía de los sentimientos siempre lucen una balanza de pago desequilibrada.
Matt Monro fue el caballero que animó las tardes y las noches iquiqueñas. Su voz meció más de alguna vez, al solemne floripondio de la Plaza Prat que alguien, después del 11, arrancó temiendo sus efectos psicodélicos. Su tema “Libre” constituyó un himno en una época en que los hippies criollos buscaban la comunidad en que primaría la paz por sobre la guerra. “Libre, igual que el viento…”
Sabrosalsa Deyco y Betún Virginia auspiciaban la radio local. Tres emisoras para 60.000 habitantes. Alcanzaba para todos. En las tres, la figura y voz de Matt Monro, acariciaba el dial. “Que tiempos tan feliz, vivimos tú y yo” resumía el Iquique que parecía despertar de la crisis.
Aún recuerdo el Long Play con la figura de Matt Monro. Manuel Galloso de la Plaza Arica -el único del barrio, que estudió en la escuela Nº 1- lo guardaba como si fuera hueso santo. De tanto tocarlo en el pickap -pick up, para los puristas- el disco terminó perdiendo su fidelidad. Sin embargo, sus canciones ya eran himnos y se cantaban al oído de las chiquillas en las fiestas de la Gran Unión Marítima.
Al igual que otras figuras de la canción popular, a Matt Monro se le creó la historia cierta por lo demás, de su origen humilde. De un modesto conductor de camiones se transformó, gracias a su privilegiada voz, en un éxito de venta. Gracias a su español que seguramente no entendía, grabó en el idioma de Cervantes canciones que fueron escritas en el idioma de Shakespeare. Cada camionero, se creyó con el derecho de soñar con cantar y ser famoso. En Iquique, hubo una serie de Matt Monro que fantasearon con esa posibilidad. Uno de ellos, el burro Sánchez, chofer del famoso “Sólo Dios sabe si vuelvo”” ensayó más de una vez: “Quizás no supe hablar cuando debí…”.