Campeón 1965

Desde los tiempos antiguos del fútbol, el apodo cariñoso lo mantuvieron grandes  defensores de los clubes y de la cuidad de Iquique. Con ellos se quedaron y cuando se fueron a otros centros siguieron con sus apellidos y el motecito  al lado.

Recordamos al “Longo” Bermúdez; a los pelaos Zamudio y Cisternas; al negro Vernal; musaraña Campos; el gringo Alachi; el cabezón Barreda; Minutillo Martínez; el mono Sola; Chancaca Vernal, Zoquete Céspedes; el pato Astudillo; el Nene Ceballos; los millonarios López, el chino Ramírez; el chueco Naveas y otros tantos que difícilmente podría contener el párrafo.

El “Longo” Bermúdez fue campeón de Chile, por Iquique y posteriormente lo fue por Pedro de Valdivia y en todas partes se le conoció más por el “Longo”  que por Bermúdez. Igual  sucedió con el gringo Alachi que fue  entrenador del Audaz Italiano; con Albadiz, el famoso “negro” que triunfó en el fútbol profesional y con       el “cara de bola” el puntero que se consagró  por Bádminton en el fútbol profesional.

Actualmente son muchos los jugadores de fútbol que cuentan con apodos  simpáticos y por ellos son identificados en el ambiente. Muchas veces, no son conocidos sus apellidos. En algunas  tiendas medio equipo tiene apodos. Es  la idiosincrasia  de nuestro Iquique que se impone, desde  los primeros ajetreos del fútbol. No será muy fácil que se termine.

Con ello se podría  formar un par de equipos y de bastante  calidad.

En  Cavancha, tenemos al Keko Reyes; al pejerrey Valdivia; Petate  Pizarro; Toño Rojas; Fito Pizarro y al chino Bugueño; en Unión Morro, están el Caluga Carreño; Indio Miranda, Pelé Rojas, Chicoria Espinoza, Chancho Carreño; Unión, Manrruro y Barreta Scopinich, los  dos hermanos  que  estuvieron en la selección; en Norte América, el pulpo  Vistoso, los pelaos Zúñiga y Aracena, El Tagua Figueroa; en Sportiva  Italiana, el perico Sacco; En Cóndores, el Jackie Castellanos, Buco Gandolfo,  Sampdoria Muñoz, Chilenito Barrios; en Maestranza Musaraña Campos; en Estrella de Chile, Julino  López, Roly Riquelme, entre otros.

Hay muchos más y todos aceptan al apodo cariñoso. Están felices y no reclaman. Se les identifica en cada jugada, en cada gol y muchas veces  se escucha: gol del Buco; buena pejerrey, fallaste Manrruro; no te la pudiste Barreta; jugaste bien Pelé  y a la otra Petate.

Así es el fútbol con su salsa y sus inquietudes.

Como ayer y hoy surgirán los futbolistas y desde chicos se irán hacia arriba con motecitos cariñosos y afectuosos de los hinchas y de los que pujan en el club  o en el barrio.

No indica autor.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 18 de marzo de 1970.