Hasta los años 80 del siglo pasado, decíamos balneario a lo que hoy todos dicen Cavancha. Y es que no era lo mismo. Cavancha era y es la península con un gran dinamismo. A fines del siglo XIX, sus casas eran de madera. Las crónicas de la época subrayan la existencia de algunas casas elegantes. El tren urbano se desplazaba desde el centro de la ciudad hasta el corazón de este hermoso lugar. Cavancha fue sinónimo de pasarla bien. Las novelas de la época del salitre nombran a este lugar como destino del pasatiempo. Francisco Risopatrón, cuenta de la existencia de un club de Tiro al Blanco, inaugurado el 27 de Abril de 1890.
Desde Castro Ramos hasta Cavancha, esa larga y hermosa playa ha sido nombrada según las épocas y modas. De norte a sur, Castro Ramos, en honor al periodista mártir, y al estadio que llevaba su nombre. Luego se le denominó Saint Tropez, imitando al balneario francés. Ignoro como se le llama hoy. El sector del Granaderos, toma su nombre del regimiento que está al frente, para llegar luego al balneario propiamente tal. Allí, hubo un gran galpón cubierto con cañas donde las familias se protegían del sol. Los fines de semana, las orquestas tropicales de la ciudad, que eran bastante, interpretaban mambos, boleros y cha cha cha. El “Ñatito” Cortés, era uno, que con su conjunto hacía bailar a los iquiqueños. Había además un lugar que servía de guardarropa.
Por la mañana esta hermosa extensión de arena es ocupada de un modo diferente al de la tarde. Luego del almuerzo se estratifica. Al sur, los más humildes, al norte, los que pretenden no serlo, al medio, los que no se sienten identificados con ninguno de los dos. Todos ellos tienen algo en común: dejan la playa sucia. Dos humildes hombres, uno de ellos don Jesús, cada día deben recoger los desechos dejados el día anterior.
Cavancha ha sido motivo de inspiración de varias canciones. La que más me gusta es “Tú no has estado en Cavancha”, inspiración de Lautaro Andino (Santiago Polanco Nuño) y que re-grabara Waldo Pardo con la orquesta de Mario Berríos.
Cavancha en verano es la palabra más bella y más pronunciada.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 19 de febrero de 2012, página 21