He aquí otro mito para los desmistificadores. La Plaza Arica que en antaño se llamaba Plaza Gibraltar, es el centro de la vida social, deportiva y cultural de ese barrio ubicado en San Martín con Errázuriz. Los habitantes de este barrio -he aquí el mito, no la mentira- son los más multiculturales y cantores del puerto mayor.
Lo anterior tiene que ver con su capacidad políglota de hablar tres idiomas: el iquiqueño, el castellano y el chino. Es más, cantan este último idioma, lo que en sí, es ya una gracia.
La primera seña de identidad de los gibraltinos, tiene que ver con el Imperio Celeste, o sea, con los chinos, que en 1910, en una generosidad que aún no logramos comprender ni agradecer, obsequiaron lo que hoy es la Escuela Centenario Nº 6.
Llevamos, los gibraltinos o plazariqueños, como una segunda piel, el himno chino, listo para entonarlo. En noches de verano o de invierno, para el caso da lo mismo. Sólo basta pedir la contraseña: “Y tú en que escuela estudiaste”. “En la Centenario” responderá el otro. La prueba de tal estudio, no está en el certificado ni en las libreta de notas. Radica, en el siguiente desafío. “Entonces canta el himno chino”. Y ahí el tema de la identidad se resuelve por encanto.
Envueltos en idioma de paltós, chalequinas, piquichuquis, lucumis, pecos bills, condesas, lunas, y un largo etcétera, los plaza ariqueños, como buenos iquiqueños, combinamos el idioma de Cervantes con aquel idioma mezcla de inglés con español: los waipes, los luquear, etc.
Pero, en esto no hay ser tan literal. Chancho en inglés no es igual a full, como pensaba un amigo mío. Traducía el “correr a todo chancho”, por el “correr a todo full”. En consecuencia, chancho era en español, full. O aquel otro, mi abuelo que inventó el saber inglés, por el simple artificio de dar vueltas las palabras. Una vez mi primo mayor, le preguntó como se decía “Pato” en inglés. Mi abuelo, muy suelto de cuerpo, mientras escuchaba El Repórter Esso, fumándose un cigarrillo marca Particular, le respondió: “Topa, niño, Topa”.
Inglés sabíamos poco, excepto el típico pencil o windows. Pero el Toni, solía cantar en el idioma del Tío Sam canciones de la nueva ola, que nadie entendía, pero que cantábamos con una seguridad que otorga el saber ese idioma. “True, true hapinnes for Carol” cantaba Germán del Carmen Barrios Figueroa, mientras los demás, le hacíamos el coro.
Pero, el himno chino lo entonábamos con agradecimiento, como si fuéramos orientales de tomo y lomo, como si nos estuviéramos graduando de algo, como si el mundo fuera a caerse. Como si los pan de leche, se fueran a acabar.
Porque los plazariqueños, que en el fondo somos de Gibraltar, si bien es cierto no somos los más viejos de Iquique como otros nos enrostran, tenemos una batería de himnos que nos dan la seguridad, para proseguir construyendo mitos. Cantamos el himno chino, el himno de la Centenario, y a veces cuando, los recuerdos nos hacen zancadillas cantamos también el himno del club deportivo “La Cruz”. Salud.