Tengo mi escritorio lleno de tarjetas de navidad y de fin año. Por la pantalla de mi computador,  desfilan además tarjetas virtuales que me envían amigos reales.  Miguel Angel, me envió una hermosa, no sólo por lo que representa, sino por lo que dice. Agradecido.

Deseos van y vienen para este año que ya  pisa fuerte. Al ya clásico “próspero año nuevo”,  agregemosle algunas especificidades regionales y locales. A ese listado de cosas, casi siempre imposible de lograr, adicionemosle algunos más.  Sin ser exhaustivo, reiteremos por ejemplo: que las obras municipales  inconclusas terminen de una vez por todas; que el tren que correrá por la avenida Baquedano, ya que no partió a tiempo, llegue a la hora;  que los parlamentarios, sobre todo los senadores, se den su vueltecita por el terminal agropecuario, por los barrios populares, por la calle Thompson; que el camino costero Arica/Iquique sea tan real, como el de Iquique/Oruro; que Deportes Iquique encuentre el camino de la seriedad, extraviado hace tanto tiempo; que el turismo sea una verdadera palanca de desarrollo; que la Plaza Arica, el barrio más religioso de Iquique, no se muera nunca; que se sepa que se hicieron los millones de pesos que dicen se gastaron  en la carpa de la Zona Franca; que el tsunami que se anuncia nunca llegue; que el reloj del cerro vuelva a dar la hora; que los cementerios 1 y 3 se conviertan además de sitios dignos para nuestros muertos,  en un recurso turístico; que las autoridades del gobierno vayan  a las actividades culturales y lleguen a la hora; que el Bazar Obrero sea nombrado tienda patrimonial de Iquique; al igual que Las Dos Estrellas, La Liguria, la Casa Fémina y otras;  que Chiricaco sea Hijo Ilustre de Iquique; que Chile Deportes restaure las sedes del Manuel Sánchez, Heriberto Rojas y el Unión Matadero; que el carnaval morrino y de los matarifes siga siendo autónomo; que los hermanos Villarroel sigan ganando títulos; que nunca abandonemos de la memoria al “Negro” Realpe y al “Pato” Pineda; que los viejos pascueros se organicen un poco más, un poquito no más;  que la gente joven no se suicide ni la más vieja tampoco; que los taxistas del aeropuerto lo dejen respirar al momento de elegir cual móvil tomar; que se mejore “Perico” Espinoza, mi tío Jaime y mi tío “Neno”; que el deportivo La Cruz tenga la sede social que se merece; que el Tani y el  Tony sigan descansando en paz; que los escritores y escritoras de Iquique sigan tan productivos como siempre; que la Joaquina crezca, pero no tan de prisa; que las olas de Playa Brava sigan reventando con personalidad; que el Alcalde vuelva a poner la balsa en Cavancha; que le echen una mano de gato al teatro Municipal; que el viejo Estadio Municipal se convierta en una ciudad deportiva; que en el King Service de don Pablo, funcione el Museo del Deporte; que las tiendas grandes se pongan con el CDI; que siempre hayan lectores para los diarios regionales; y auditores para las radios locales, y que la gente buena no se muera nunca. ¡Salud!.

 

Publicado en La Estrella de Iquique, el  26 de diciembre de  2002