Esa patria grande que se llama infancia tenía múltiples formas para resolver sus dilemas. ¿Cómo elegir, por ejemplo, a los jugadores procurando equidad y que los equipos no estuvieran contrapesados? Los dos mejores, reconocidos por todos y en eso no había discusión, elegían. Pero, había que resolver quien seleccionaba primero. El poeta Ranier María Rilke, agrega que los abuelos, los balones, la niñez constituyen la patria.

Una de las fórmulas clásicas era el conocido papel piedra y tijera, conocido también como el cachipún. No se crea que este juego es nuestro, como siempre lo pensamos. En la serie The big bang theory los nerds, resuelven sus temas abstractos, acudiendo a la supremacía de la piedra sobre el papel o de la tijera sobre el papel, pero no sobre la piedra. Los chinos, inventaron este juego de mano.

Otra fórmula, más básica, era la del “en qué mano está”. Se cruzaban, por la espalda, las manos empuñadas y en una de las dos, estaba el objeto que había que adivinar. En la playa sobre un pequeño morro de arena se ponía un palo de helado, y cada uno retiraba una porción. El que tumbaba el palo tenía que ir al agua. Mas que castigo, era un premio.

Existían otras formas de elecciones. La carta mayor desde una baraja, un palo de fósforos sin cabeza, y otros artilugios que la memoria ya no recuerda.

El liderazgo no se discutía, pero siempre se ponía a prueba y se reactualizaba. Capear el tumbo más grande, bajarse de la góndola en pleno movimiento, llegar primero a la punta del cerro Dragón, eran desafíos mayores, pero no tanto como ingresar al cementerio de noche.

En el mercantilizado futbol profesional nacional y mundial, aun quedan vestigios de nuestra infancia. El señor árbitro, vestido de corto a pesar que fue expulsado hace años de la niñez,  que cuenta, a su favor, con toda la tecnología, Var incluido, sistema de comunicación,  no tiene otra opción que tirar una moneda al aire.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 11 de abril de 2021, página 11.