El país ha despertado de la siesta neo-liberal. Y han sido los jóvenes, los que no duermen la siesta, los que se han echado andar por las calles, combinando el carnaval con la demanda, por otro tipo de sociedad. Los que “no estaban ni ahí”, nos despiertan con ese espíritu juvenil que no admite el color gris en su paisaje. O es blanco o es negro. Y este país, lamentablemente, en su estratificación social se pinta de esos colores.

El Chile post-siesta se ha simbolizado en la figura de la Camila Vallejo, una joven de ojos justicieros que jamás pierde la calma, y que esconde su bella sonrisa.  Ella representa a la generación post-pingüina, que remeció al país, pero que sin embargo naufragó en la burocracia de las variadas comisiones que cercaron su rebeldía. Pero hay otros jóvenes. Aquellos que abandonaron la escuela y optaron por el fútbol como estrategia de superación de su pobreza. Alexis Sánchez, representa el sueño de aquellos que estarían condenados, gracias a la educación pública y municipal, a ser mano de obra escasamente calificada, por decirlo de un modo elegante. Carlos Tévez, el de Boca Juniors, al igual que Gary Medel, lo manifestaron de un modo más que claro. Sin el fútbol, hubieran sido delincuentes.

Camila representa a la juventud que cree que sólo en la calle, y por fuerza de la ciudadanía que marcha y cacerolea, es posible un país para todos. Alexis, es la expresión de una sociedad que dice que el modo de salir de la pobreza, es sólo a través del esfuerzo personal.  Lo de Sánchez, es el “sueño del pibe”. Lo más que se le parece es el azar que toca con su varita mágica, Loto, por ejemplo, a un afortunado que le cambia la vida con los seis aciertos.

La Camila lucha por los Alexis. Es decir, por darle inclusión y educación gratuita y de calidad a los miles de jóvenes pobres que como dice la canción de Los Prisioneros, patean piedras.

Me gusta imaginarme un diálogo entre ambos. Escribí en mi FB: “lindo sería que Alexis apoyara al movimiento estudiantil. Sería su mejor gol y mejor gambeta”.  Después de todo, este movimiento social  que crece, es para que los Alexis de este país conmovido, tengan acceso a un derecho y no a un bien. Alexis, el del Barca, lo tiene todo, y sus hijos y nietos también. Pero no debe olvidar que lo suyo es  algo fuera de lo común.  Una excepción, linda por cierto, pero excepción, al fin.

Soy camilista y alexista. Me gustan las gambetas de ambos. Los gestos de los dos puestos en una cancha o en la Alameda. Después de todo este país cuando no está en el mall, suele estar en el estadio, y ahora en las grandes alamedas que se abren luego de estar clausuradas. Alexis debe estar agradecido del fútbol, y sobre todo de su talento y de su disciplina. Muchos de nosotros, la mayoría, de  Camila y de sus amigos y amigas.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 21 de agosto de 2011, página A-9