Grandes artistas nos han visitado. A fines del siglo XIX la gran Sara Bernhard y a comienzos del siglo XX Sofía del Campo, exhibían su talento. Iquique, ciudad de la noche le abría sus puertas y ventanas. En los años 50, el mundo popular de la canción encuentra en el teatro Nacional, su casa, desplazando al teatro Municipal.

Hay que recordar que no había televisión y la música se empezaba a vender en discos y los discjockey dependiendo de su estado de ánimo nos tocaba la canción largamente esperada. Bambi, cantaba en son de súplica al señor Discjockey.

Por lo mismo, cuando se anunciaba la llegada de un show tipo 0007 de Omar Arriagada, la boca se nos hacía agua. Era una caravana de la vida. Llegaban al hotel Prat, lugar donde las calcetineras, bautizada así, por la revista Ritmo, revoloteaban como las gaviotas en busca del pescado, abundante, en esos años.

La lista es larga y la memoria no es tan prolija. En lo que era la Casa del Deportista actúo Salvatore Adamo y la canción un mechón en sus cabellos, anidó en todas las cabelleras de las muchachas de esos años; Sandro en el teatro Nacional, las damas creían tener los labios de rubí, de rojo carmesí.  Luis Dimas con su nunca, nunca te diré… hacía sufrir a las iquiqueñas que no aguantaban tanta manipulación. Y la Palmenia Pizarro, tan estrella ella, hacia sentir a los hombres, la representación del cariño malo. Adicionemos a la Amparito Jiménez y sus cumbias de antes de Cien años de Soledad, a Luz Eliana, a Rose Van, a la Cecilia, siempre incomparable. A los Blues Splendor, Los 3 Gigantes, la antesala de Los Ángeles Negros.  La industria se acompañaba además con la realización de fotonovelas. Hay que recordar a Carmen Huerta con el Pato Pineda y a Pedro Messone y Patricia Pizarro. En los años 70, abre el Don Sata y el rock se toma la pista de baile. Pero esa es otra historia.

Gracias a Juan Avalos por sus aportes.

En la fotografía Yaco Monti, revista Ritmo.

 

 

Publicado en La Estrella de Iquique el 27 de junio de 2021, página 11