En Chile, Leonardo Favio, es más conocido como cantante que como cineasta. En su patria está considerado como uno de los más grandes directores. Dentro de su filmografía conozco sólo dos películas, “El Mono Gática” y “Juan Maureira”. En nuestro país “Fuiste mía un verano” le abrió la mampara de nuestras casas. En su primer LP aparecía de pie apoyado en su guitarra.

Logró combinar muy bien el cine con la canción. La voz, el recitado, la tensión entre música y texto, sumando a letras «atrevidas» para la época como “Quiero aprender de memoria” (para muchos la «Muchacha de Abril»), lo convierten en un icono que la muerte no lo desplazará tan fácilmente. La canción del Flaco Spinetta que Favio interpretó con maestría (“Para saber como es la soledad”), parece ubicarse en las antípodas del Ding Dong, una hermosa e ingenua canción de amor que rinde homenaje a Leo Dan, entre otros argentinos. Su canción “Anny”, lo transforma en un adelantado en la canción erótica, cerca de Sabina y de Aute. “El verano naranja” de Donald, era la inocencia misma al lado de “Esto es el amor”.

Leonardo Favio no ocultó jamás su admiración por el general Juan Domingo Perón. Fue al decir de la prensa bonaerense un “peronista apasionado”. Con la canción “Chiquillada” del uruguayo José Carbajal “El sabalero”, elabora una postal de la infancia y del barrio extraordinariamente bien lograda. Aunque me gusta más la versión del charrúa, Favio la convirtió en un melodrama. Su voz gruesa le valió el apodo, en mi familia extensa, del “Machito”. Ante tantas canciones dulzones y glicéricas, Juan “Pochito Bonito” gritaba: “Ponte una del Machito”. Y se dejaba sentir “Mi tristeza es mía y nada más”.

No recuerdo que en los años de máxima fama, haya estado en Iquique. Me dicen que en los años 80 si, pero fue un fracaso. Las películas basadas en sus canciones, son sólo eso, largos videos-clips. Leonardo Favio ya está en el catálogo de la banda sonora de este puerto que creía que “Fuiste mía un verano” había sido escrita mirando las olas de Cavancha.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 9 de nviembre de 2012, página 23