Perfectamente se puede hablar y escribir sobre la ciudad a través de sus murales y grafitis. Su soporte, las paredes al igual que una hoja en blanco, permiten que los jóvenes, expresen sus sentires del tipo que sean. Pero no siempre hemos rayado las paredes c0n los mismos textos. Si en los 70, eran los murales, sobre todo lo de la Ramona Parra la que expresaban proyectos políticos, los de hoy, manifiestan la subjetividad de quienes pintan. En Iquique, el rayado que señala ese quiebre y anuncia el paso de lo político a lo subjetivo, es el ya famoso “Cindy, te amo, regresa”. Tanto ella, en su huída, como el enamorado, en su desgarro, se inscribieron en la historia de Iquique.
Ese rayado del que sólo quedan fotografías, incendió la pradera de la leyenda. Se tejen cientos de teorías y de hipótesis que jamás se podrán comprobar, acerca de la identidad de esa muchacha. ¿Qué vive en Alto Hospicio?, ¿Qué se fue por culpa de ese mal amor que luego le ruega que regrese?
Iquique tiene más murales que árboles. Y cumplen quizás similares funciones. Al igual que los árboles hay de todo tipo. Bien cuidado o abandonados. Lo cierto es que a través de nuestro libro “Ciudad Tatuada” la región de Tarapacá muestra todo su colorido a través de estas obras que ocupan un lugar preponderante en el espacio público. Muchos de ellos han sido eliminados, pero a la vez y cada día, aparecen nuevos. El deporte, lo étnico, la religiosidad popular, el amor, la política, y los colores estructuran esta publicación. Es además una edición bilingüe y se puede descargar gratuitamente, como e-books.
Un libro posee un cadena de hechos que no siempre son visibles. La presentación del mismo es uno de ellos. Esta vez fueron los estudiantes de enseñanza media y de Sociología de la Unap quienes nos acompañaron a este evento. El fantasma de la Cindy se sentía en el ambiente. El cielo había emitido señales claras de que algo habría de pasar. Y la Cindy regresó.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 2 de abril de 2017