Se echa de menos este manjar marino. Apetecido en todas sus preparaciones. Acompañado con ese olor tan familiar, hirviendo en la vieja sartén y a su lado el arroz graneado a punto. Tiempo de infancia. En la década de los años 80, del siglo pasado, los tripulantes repartían en sus barrios esa exquisitez marina. La mar, en femenino, era generosa y abundante. En 1880 Vidal Gormaz dice que el pescador que más sabía era don Valentín Carruncho. Señala la existencia del congrio negro y el colorado. Este último es el más apreciado y se pesca con anzuelo. Afirma que se encuentra a una profundidad de 18 a 100 metros. Se vendía en el mercado, y también se secaba y se enviaba a Perú y a Bolivia. Vidal Gormaz indica incluso su precio.
Pero volvamos a la corvina. Y sigamos con este autor. Dice que esta especie abunda por temporadas. Y se coge por medio de una red. Abunda también el lenguado, la cabrilla, el dorado, sargos, anguilas, cabinzas. Se le agrega la existencia de albacora o pez espada, siendo muy demandada. Afirma que los mariscos no son tantos y destaca al loco, el choro y el locate.
¿Por qué escribir de la corvina? Por dos razones. La primera por el hecho de la escasez de estos peces. La razones ya lo sabemos. Y la segunda, porque este semana llegando a casa me dicen “Le trajeron un regalo”. Era una corvina fresca con cabeza y cola. ¿Y quién la trajo pregunté? Un tal Dany me dicen. Eché a andar el carrusel de amigos con ese nombre. El Checo y me dice que su primo era el autor de esa sorpresa. Llamo al Dany, le agradezco. Me dice algo así como lo mínimo que puedo hacer por el regalo del libro sobre La Tirana que me hizo en la sede de los Morenos de Victoria. Y se despide. Soy Dany Manzo, cavanchino, pero de Victoria. Lo del Dany en la cultura andina se llama reciprocidad.
La fotografía es de referencia
Publicado en La Estrella de Iquique, el 27 de agosto de 2023.