Los Bingos

 

Hay canciones que funcionan muy bien como recurso educativo. La así llamada canción popular, sintetiza muy bien aspectos tanto cotidianos como extra-cotidianos. Pensemos, por ejemplo, en La Fiesta de Serrat, para entender como la festividad pone en entredicho, al menos, en forma temporal, la vida cotidiana. Por un momento todos son iguales. Víctor Manuel, con María Coraje, relata la saga de una familia española que retrata acertadamente la España franquista.

Santiago de Chile de Silvio es quizás la mejor postal de esa ciudad en los días del golpe de estado de 1973. Para entender nuestro norte, que mejor que un par de canciones. La Reina del Tamarugal y Rocío de la Pampa. Veas, Miranda y Flores resumen muy bien nuestra principal fiesta religiosa. Chango Pastor, de Osvaldo Torres, sintetiza el encuentro entre españoles y nativos, y de paso muestra como los aymaras manejaban los pisos ecológicos de este territorio diverso: “Yo soy pastor de los andes y a veces bajo hasta el mar…”. Un grupo de rock Lawrence, con la estética del clip, rememora la épica del Tani Loayza.

A la hora de entender los movimientos mesiánicos del mundo andino, aparte de leer la extensa bibliografía sobre el tema, es conveniente escuchar la canción Cuerpo Repartido de la banda Conmoción. El sacrificio de Catari es elocuentemente narrado e interpretado: “Desnudo y amordazado, según la historia señala
conducido a Achachicala, el caudillo es masacrado.
Catari pasó a la historia”. En esta misma dirección la obra de Víctor Heredia que relata el Taqui Ongoy, sirve también de guía.

Las canciones son artefactos de la memoria. Funcionan por el canal de la tradición oral, y ahí radica su fortaleza. Bien podrían este conjunto de canciones y muchas otras, ser utilizadas en el curriculum al lado de los libros. El Norte Grande tiene un espacio sonoro, diverso y de una riqueza extraordinaria. Linda piqueñita de Gilberto Rojas, puede usarse en clase de música y de historia. Los Bingos con su hermoso vals Mi querido Iquique, una clase magistral de nostalgia, es la puerta abierta para entender esa otra ciudad, la que perdimos.

En la fotografía el grupo iquiqueño «Los Bingos».

Publicado en La Estrella de Iquique, el 15 de marzo de 2015, página 16