Las promesas del tipo que sean, terminan marcando las relaciones. Y más aún si no se cumplen. Este pareciera ser el caso del actual gobierno con sus ciudadanos. Estos pedían nuevas promesas, y Piñera accedió a ofertarlas. Desde una nueva forma de gobernar, pasando por temas de salud y educación, y sobre todo por estimar que bajo su mandato podía poner freno a la delincuencia. Desde hace una década el tema de la seguridad viene imponiéndose en la agenda de los diversos gobiernos. Uno de esos resultados fue que lucha contra la delincuencia, se politizó.
La ineficacia de frases como “la puerta giratoria” y otras, se volvió contra sus creadores. El aumento de los delitos en las comunas más ricas de Santiago, terminó por cansar a esos ciudadanos que pensaron que bajo un régimen de derecha, las cosas iban a cambiar. Los reclamos de Hinzpeter contra la Fiscalía Nacional, es la expresión de un fracaso frente a un tema complejo como la delincuencia. Los gobiernos anteriores como el actual, se parecen en que ninguno trató y trabajó el tema de la prevención de un modo inteligente, imaginativo y sensible a la vez. Bien los saben los sociólogos y otros profesionales, que la represión no basta en si misma. Hay que saber actuar y romper las cadenas que hacen que la delincuencia crezca. Y una de esos modos tiene que con saber distribuir la riqueza de un modo más igualitario, de convertir a la educación en una vía de superación de la pobreza, y no en su reproducción. Además de apoyar y recrear las redes sociales comunitarias.
No hay ninguna sociedad en que el delito no exista. La diferencia estriba en como a través de las políticas públicas, creamos espacios para llenar el ocio, dotar de identidad y darle un lugar a aquellos que padecen de vulnerabilidad. Me cuesta entender como los gobiernos no han invertido lo suficiente en los deportes, por ejemplo. Ya se sabe la eficacia que tiene esta práctica, siempre y cuando estén bien inspirada y sometida a procesos de evaluación. No se trata de donar pelotas, solamente. Es más que eso. Implica invertir en espacios públicos, en apoyar competencias que se realicen en forma sistemática. Con ello se favorece, además, la integración social. No se trata solo de combatir, hay que prevenir. Y prevenir, a la larga, arroja resultados positivos.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 10 de diciembre de 2011, página A-9