Ahí estaba sentado en la esquina de San Martín con Errázuriz. A sus espaldas la capilla de la plaza Arica. Los años le pesaban, pero jamás perdió el don del saludo, con su voz casi apagándose, levantaba además su brazo, gesto que le venía del béisbol. No olvidemos que en su casa nació el decano, el Crisol, el mejor. Don Pedro era la memoria del barrio. Los Zagals estaban en toda. En la capilla, en los Chunchos del Carmelo, en el deporte ya nombrado y en el básquetbol. Esa esquina ya nunca más será la misma.

Iquique, 2 de agosto de 2020