A MIS AMIGOS LOS PAMPINOS
Sería necesario ser uno ciego y sordo para no ver, a ‘gran miseria que en la pampa y no oir los lamentos angustiados del pobre pampino.
Yo he recorrido de Norte a Sur, todas las oficinas, observando y preguntando siempre á uno y á otro con interesante solicitud cuales eran á su juicio, las causas, y cuales serian las medidas más propicias, para obte­ner hacer menos sensible esta enorme crisis del tra bajo, y todos unánimemente me han expresado que el factor principal de este malestar son las fichas, y con solo una sociedad grandiosa y fuerte podrian para el bien general abolirlo, y que mediante esta, tambien se podría combatir todos los demás abusos que con ellos se cometen.
Por mí mismo me he podido convencer que verdaderamente son las fichas un factor principal de su malestar económico.
Otros lo atribuyen como es natural y aun como fundamental á la Combinación.
Yo considero á la Combinación, como una medi­da salvadora para la “Industria” pero debido á su organización, para vosotros es un desastre. Ella para nada consulta vuestros intereses.
En fin deduzco de mis observaciones que no exis­te discrepancia en vuestras ideas y reconozco que la salvación y conquista de vuestros derechos desconoci­dos está ‘en una. Sociedad.
Hace pocos días que hallándome en cierta oficina oía conversar el tema de siempre, las fichas, el abuso, la Combinación, etc., por unos jóvenes obreros bastan­te instruidos.
Todos ellos eran mis amigos y tercié en la discu­sión llegando en resumidas cuentas, el pedirme aquellos que escribiera algo, así como un folleto relatando las injustas penalidades que sufre el trabajador de la pampa debido mayormente á su poco celo de unión.
IV
Yo me excusé, atendiendo á la falta de mis apti­tudes para escribir un folleto con tales fines, cuando apenas sé medianamente borronear una carta. Ade más que yo confio al trabajo diario el ganarme el pan con el sudor de mi frente, (como lo pueden atestiguar todos los que me conocen) y que no tenia tiempo en escribir.
Me declaré incapaz para acometer empresa tal, considerada árdua para mí, cuando no poseo la debida ilustración que se requiere para lanzarse al público con escritos en letras de molde.
En vano fueron estos y otros argumentos para oponerme.
Aquellos amigos me obligaron á que lo escribiera, contrayendo el compromiso de tomar la iniciativa para fundar la Sociedad
Por lo tanto amigos pampinos yo escribo solo pa­ra Udes., y no temo que nadie salga á criticarme un folleto en que campean los mejores sentimientos y buenas intenciones en bien del gremio.
En este folleto no encontrareis nada que conten­ga una alusión á la literatura, cuando jamás he tenido tal pretensión.
Soy un trabajador que gano el pan con el trabajo diario.
Se muy bien que por cierta jente me expongo á recriminaciones injustas.
Por fin me decido á escribirlo y lo entrego á vuestra consideración é indulgencia.
Lo que le falta en el arte de las letras, le sobra en la voluntad de serles útil…
Y alla vá el folleto con el título de “El defensor del Pampino. –
Y Udes. amigos pampinos, gozad de buena salud yprosperidad y hasta más ver,
Vuestro
ANTONIO
‘ iquique, Febrero de 1897.- ‘

CONSIDERACIONES GENERALES
La suerte del trabajador de la Pampa Salitrera es estrema­damente mezquina.
Cualquiera que tenga algún eonocimiénto páactico de como están organizadas las sociedades obreras. ya fabriles ó indus­triales en Europa y America; se sorprenderá de que, la masa enorme de gente que vive y se ocupa en una sola industria en en estas pampas y que debiera estar socialmente regular organizada, se encuentre sin organización ninguna ni union y ca­rencia absoluta de socialismo.
La falta de union social es debida ( su ignorancia de educa­ción cívica)
Causa profunda pena, al obrero civilizado y que procura mejorar de suerte, observar la enorme diferencia que existe en esta Provincia entre el “Capital” y el “Trabajo’ .
Si hay algunos que conocen esta enorme diferencia, tan perjudicial á sus comunes intereses, y procuran hacerla com­prender á otros compañeros, de la mejor manera que les sea – posible, se ven obligados á desistir ante la indiferencia naci­da de su ignorancia; y como los ignorantes forman la mayoría, siguiendo la ley de la fuerza del número, se ven aquellos confundidos y arrastradas con ellos al abismo del servilismo.
En la pampa no hay mas gobierno ni otra ley que la que emane de la oficina y dicta , un Administrador que equivale á un Presidente.
La mayoría de la poblacion pampina es chilena, peruana y boliviana, unos y otros llevan una vida, en sus costumbres completamente distinta.
La parte principal de los Chilenos que emigran á esta Pro­vincia es gente que viene con el propósito del trabajo, para poder regresar luego con un pequeño Capital á Chile viejo (como le denominan ellos á las Provincias del Sur) y como gen­te de trabajo que es, ganando algo más que en el Sur nada les importa el trabajo por duro y pesado que sea, y para nada tienen en cuenta el sudor con que riegan el árido suelo; riego estéril que de él ningun provecho sacan, pero si que tan ingratamente lo aprovechan gente extranjera que quizás vive á miles de leguas de su Patria querida.
El trabajador chileno, una vez en la árida pampa, se halla, aislado de su adorada Patria, le falta á esta nueva Provincia, “la corona de Chile” el atractivo de la vida vejetal, tan bella y exuberante en el resto del Pais, y al hallarse entre una ma­sa cosmopolita cuya direccion pertenece exclusivamente á los ingleses decae su espirite, le invade la nostalgia y su pre­ocupacion solo después de llegar, es regresar luego a su sue­lo natal, por lo cual se resigna á, trabajar fuerte y duro para poder conseguir, algunas pesos para el viaje, y en este árduo afan de trabajar para el regreso,, no conoce, y si conoce ya nada le importa, que se le esploté, con tal de realizar su in tento de reunir alguna cantidad de dinero.
Pero desgraciadamente el tiempo con su marcha veloz tras­pasa años y años y el pobre trabajador no consigue su inten­to y cada vez más pobre, y no puede por más que se exfuerce en hacer economias, juntar algun dinero, pués es inútil el pretender rebajar la fiebre de oro de los oficineros.
Los oficineros son los vampiros que con incansable fuerza de absorcion chupan’ el trabajo del Pampino.
“¿Y economias cuando podrá hacerlas, si las economias son’ suprimidas en las Oficinas para el trabajador?
Y digo son suprimidas, pués es costumbre general, de des­pedir al trabajador que no gaste en la pulperia más de la tad de lo que gane al mes.
Nunca nombre más propicio de “Vampiros” cuadrará á los oficineros, pues ellos lo son verdaderamente y de la peor clase, porque descaradamente le chupan al pampino el sudor que es su sanare.
El pampino es hoy mirado como un ser despreciable á quien debése tratar con rigor y sin atencion ni consideracioin ninguna, por los que monopolizan el salitre.
El chileno recien llegado á las oficinas, no siendo obrero, se alucina facilmente con los precios que se les pagan, que relativos á los de Chile viejo son mayores, (asi él lo cree) y cree que facilmente mediante su trabajo le será posible jun-. tar chauchas, y piensa’ sencillamente que ha llegado en un pais donde solo el que no quiere no hace fortuna. Pero luego muy luego se desengaña y se desvanece su error cuanto lle­ga á. ver las uñas formidables de este ambriento “gato” que se llama “pulpería”.
En la pulpería, es donde se ve retratado de cuerpo entero el escandaloso monopolio de la explotacion.
Entonces conoce claramente el pampino que la pulpería es un artificioso tonel sin fondo donde van á parar sus mezquinos salarios.
Sabido es que el chileno tiene otros hábitos que sus veci­nos y de entre los Americanos es el más generoso, gastado’ y el que más desprecio tiene al vil metal, y según su relativa posicion le gusta vestir bien y comer mejor, y de vez en cuando siguiendo la tradicional costumbre, hechar algunas copas por via de distraccion.
Creen algunos que aquí el chileno torna más por cuanto se embriaga más facilmente. Es una absurda aberracion esta creencia, aquí el chilena toma ménos, pero debido á las malas calidades de las bebidas alcóholicas, que son verdaderos venenos se embriaga más facilmente, y tales son los vene­nos, que los casos de delirius-tremens son muy comunes y numerosos en la Pampa.
Si alguna vez la Comision inspectora de líquidos se deci diera á hacer una visita por las pulperías se convencería de mi indicacion ; pero es una utopia mia el pretender tal cosa, cuando las oficinas gozán de todas las inmunidades imaginables y viven los oficineros como el Emperador de, la China encerrados dentro de innumerables y gruesas murallas.
Por esto es que ellos nunca aperciben el lamento del que gime pidiendo justicia ni aperciben la siniestra sombra de la miseria que se alberga en los cuartuchos del Campamento.
El chileno es el que, de entre los trabajadores de la Pampa; y en su propia Patria se encuentra en peores condiciones, y él, en Tarapacá es el estrangero más odiado.
El obrero chileno sufre aun mayores decepciones que el trabajador, llega á una Provincia donde se sufre privaciones sin cuento y donde existen trabajos más duros y penosos y el salario que aqui percibe no equivale ni aun iguala al que ga­naba en el Sur. Cualquier obrero gana en las otras Provin­cias tres y más pesos, lo mismo que se gana por acá, y á igual cantidad el equivalente en Tarapacá mucho más in­ferior.
El obrero, debido á su mayor ilustracion y civilizacion su­fre más moralmente porque conoce muy bien la explotacion que hacen de su trabajo; pero debido á su carácter conserva­dor y pacifico se resigna tambien á sobrellevar la coyunda del yugo y deja como el trabajador correr el tiempo, aspiran-, do como este regresar luego á la Patria vieja, y esta noble aspiracion no la consigue nunca porque por más que se afane no puede economizar algunos reales, para regresar digna­mente á su suelo como el lo desea.
¡Ay de él! si quiere seguir en las oficinas el lema de los an­tiguos medios cobres “Economia es riqueza” luego le llegará el aviso “Carreta á la puerta-.
Verdaderamente causa estrañeza el contemplar actos tales de mansedumbre y servilismo en el obrero Chileno el más civi­lizado de Sud-America.
Una prueba irrefutable de la holgada condicion del obrero en el Sur, es que allá, todos visten elegantemente y se con­funden facilmente con los ricos y decidme ¿que obrero- en Santiago o Valpanáso no posee una levita? Después elles se-aún sus oficios por humildes que semi tienen sus respectivas sociedades, en las cuales por medio de la reunion y el trato, se ilustran y educan y como un solo hombre saben á veces imponerse con mucha cultura á las avasalladoras pretensio­nes de sus patrones.
Ademas las Sociedades de Obreros tienen, una gran fuerza de representacion en el Pais, si nó preguntádselos á los partidos políticos que procuran siempre granjearse su amistad y simpatía.
El Peruano difiere mucho del Chileno en Tarapacá, aquel viene á una Provincia á la que aun considera su Patria, y vi­ve de cualquier modo gustoso en ella, y encuentra sumo pla­cer en aprovechar en su ex-Provincia, algo de la que perte­neció á su Pais, y aun hay algunos de ellos sinó la mayor par­te que alimentan la idea de que llegará algun dia más ó mé­nos lejano en que podrán recuperar lo perdido.
El Peruano por dura é ingrata que les sea la suerte, se re­signa más facilmente á sobre llevarla, por su espíritu más económico y porque en el Perú está acostumbrado á, ganar sueldos más mezquinos, y tratado con más rigor que el chile­no en Chile.
Como es natural hay ecepciones, y muchos peruanos se asemejan al chileno en lo expléndidos y generosos.
El peruano, no aspira tanto como el chileno el regresar á su Patria pués sabe que allá no mejorará su suerte debido á la fatal suerte que aflije á su Pais digno de Mejor fortuna.
En la actualidad es notorio que los ingleses prefieren el pe­ruano al chileno por su carácter más dulce y humilde, por lo que ellos pueden, manejarlos y explotarlos á su antojo más facilmente. Además son los peruanos en los vicios más sobrios que los chilenos y bolivianos.
El boliviano no se asemeja en nada á sus hermanos (y di­go bolivianos, aunque la mayoría son cochabambinos) for­man una masa aparte, viven completamente aislados de los demás y siguen siempre aferrados á sus antiquísimas cos tumbres.
Sabido es quo el cochabambino por sus tradicionales Costumbres, es excesivamente economico en comer y vestir, y si sigue un curso ascendente la actual crisis de la Industria Salitrera el porvenir de la pampa pertenecerá exclusivamente á los cochabambinos, pués ellos serán los únicos que podrán imponerse con mucha cultura á las avasalladoras pretensio­nes de sus patrones.
Ademas las Sociedades de Obreros tienen, una gran fuerza de representacion en el Pais, b de nó preguntádselos á los partidos políticos que procuran siempre granjearse su amistad y simpatía.
El Peruano difiere mucho del Chileno en Tarapaca, aquel viene á una Provincia á la que aun considera su Patria, y vi­ve de cualquier modo gustoso en ella, y encuentra sumo pla­cer en aprovechar en su ex-Provincia, algo de la que perte­neció á su Pais, y aun hay algunos de ellos Binó la mayor par­te que alimentan la idea de que llegará algun dia más ó mé­nos lejano en que podrán recuperar lo perdido.
El Peruano por dura é ingrata que les sea la suerte, se re­signa más facilmente á sobre llevarla, por su espíritu más económico y porque en el Perú está acostumbrado á ganar sueldos más mezquinos, y tratado con más rigor que el chile­no en Chile.
Como es natural hay ecepciones, y muchos peruanos se asemejan al chileno en lo explénctidos y generosos.
El peruano, no aspira tanto como el chileno el regresar á su Patria pués sabe que allá no mejorará su suerte debido á la fatal suerte que aflije á su Pais digno de Mejor fortuna.
En la actualidad es notorio que los ingleses prefieren el pe ruano al chileno por su carácter más dulce y humilde, por lo que ellos pueden, manejarlos y explotarlos á su antojo más fa­cilmente. Además son los peruanos en los vicios más sobrios que los chilenos v bolivianos.
El boliviano no se asemeja en nada á sus hermanos (y di­go bolivianos, aunque la mayoría son coehabambinos) for­man una masa aparte, viven completamente aislados de los demás y siguen siempre aferrados á sus antiquísimas cos­tumbres.
Sabido es que el cochabambino por sus tradicionales cos­tumbres, es excesivamente economico en comer y vestir, y ‘si sigue un curso ascendente la actual crísis de la Industria Salitrera el porvenir de la pampa pertenecerá exclusivamente 4 los cochabambinos, pués ellos serán los únicos que podrán por sus costumbres y hábitos trabajar aun á más viles pre­cios que los actuales.
Para confirmar mi prediccion basta en la actualidad reco­rrer las oficinas y se observa, que las que son pobres en inte­rés tienen el campamento poblado de cochabambinos.
El campamento de cochabambinos es conocido en su exte­rior, por su cerco de burros, perros, llamas cabros etc. y los montones de basurales.
La poblacion cochabambina. ya demuestra hoy la decaden­cia de una oficina.
El, necesita muy poco para vivir, su- comida es frugal y mezquina, y en el vestir ya todos los conocen por los andra­jos, y entra y sale el año, y siempre con la misma ropa, grue­sa y fuerte, que les dura hasta que regresan á su Provincia natal. En el aseo de su persona son más mezquinos todavía.
Las mujeres en general su vestido se reduce á un carga­mento de polleras de bayeta de abigarrados colores, que se heredan de madre á hija, y el gasto y lujo más considerable es el chalen y sombrero de pita.
La mujer cochabambina es tan trabajadora como el hom­bre, todas ellas se ocupan en la venta de frutas, legumbres verduras y otras especies, de cuyo negocio siempre ganan al­go, y aunque casadas, pueden llevar una vida independiente; lo que Ellas ganan es para ellas. y es muy rara la que con su dinero ayuda al marido.
¿Quien no ha visto el aspecto miserable y repugnante de sus habitaciones? Alli se ven reunidos como en una sola fa­milia burros, perros chanchos y otros animales.
No se ve alli un solo mueble, ni nada que indique una me­diana predisposicion á la linpieza al aseo y al órden. Nada, nada, todos sus enseres lo componen unos ponchos tirados al ‘suelo, que les sirven de lecho, o bien alguna cama clavada sobre cuatro estacas con las mantas tradicionales de su Pais. algun cajon que sirve de mesa y unas bancas, aunque ellos prefieren sentarse en el suelo, y para el cochabambino el mueble más inutil es la silla. Algunos hay que se permiten ‘el . lujo de tener una caja y es muy raro verles un catre de fierro y el que lo tiene casi se puede asegurar que no es cocha­bambino.
Con estos hábitos de vida bien se comprende que ellos pueden luchar con ventaja sobre toda la demás poblacion trabajadora.
Por inicuas que sean las exigencias de los oficineros, ellos se amoldan facilmente.
No obstante, el cochabambino á pesar de sus hábitos tan económicos, no consigue jamás juntar cuatro reales, porque lo que mezqainan en comer y vestir lo derrochan en tomar. Ellos son los más viciosos de la Pampa, pués cuando consi­gnen algunas chauchas ó fichas las invierten luego en vino, y toman días seguidos, mientras haya con que comprar mos­to. Las mujeres son las más furiosas, para las libaciones, é in­citan á los hombres en beber y tambien son las primeras en rodar por el suele completamente embrutecidas por la embriaguez.
¿Quien no habrá visto alguna vez estos espectáculos tan repugnantes y comunes entre ellos?
El cochabambino es el que menos gana entre los trabajado­res de la Pampa y el que busca siempre para su trabajo las ofi­cinas más pobres.
Obrero boliviano con excepcion de sastres se encuentran muy pocos.’
El boliviano que no es cochabambino es igual al peruano, por habito y costumbre.
Bien se hecha de ver que, para sacudir el yugo opresor que oprime al trabajador y reaccionar por medio de un movimen¬, to de socialismo no hay que contar para nada con aquellos.
II.
Sabido es que el monopolio del salitre pertenece casi exclu‑sivamente á los ingleses, quienes por su innato espíritu deespeculacion comercial, se han apercibido claramente que elnegocio del Salitre es lá en la explotación del trabajador y pa‑ra ejercer sobre este la mayor especulacion, han inventadouna a formula tiránica qué se llama “Combinacion Salitrera” y el mismo sistema de especulacion lo han imitado los demás Oficineros que no son ingleses.
Con la “Combinacion Salinera” se ha resucitado en la pampa los tiempos bíblicos en que andaban los israelitas como una tribu nómada, errantez, por el desierto sin hogar. Así como el israelita anda hoy por la Pampa el desgraciado pampino, con los monos á la espalda, de aquí para allá sin ho­gar y en pos de su mezquina Inerte mendigando casi por misericordia un trabajo cualquiera. ‘
Si. amigos pampinos, la `:Combinacion” será muy buena, excelente, superior para los capitales pero para el trabajo la mayor calamidad que les ha caido en suerte.
En la pampa los chilenos ocupan puestos muy secundarios
excepcion de algunas oficinas Naciorales, en las demás hay pocas que tengan un empleado superior. Sin embargo aun en las Nacionales be ocupa mucha gente es ranjera para los em­pleos decentes, y causa esto sorpreea cuando el chileno es muy competente para todos los ramos en que se divide la indus­tria salitrera va sea como administradores, ingenieros. conta­dores ficheros, jefe de pulpería y demás empleos, y si algunos hay que desempeñan dichos cargos lo sirven con sueldo infe­rior á los estranjeros.
Verdaderamente, es esta una condicion muy anómala, y si no fuera por el carácter general de mi exposicion podría cilar, muchos casos y ejemplos concretos.
Suerte mezquina la del Pampino; pero todavía hay tiempo para la reaccion.
Union, solo union sólida y fuerte es la que hace falta para luchar ventajosamente con el Capital y dignificar el trabajo.
Levantad el espíritu pampinos y con conetancia á trabajar todos en la obra del socialismo, el único medio que podrá redi­mirlos del oprobioso yugo á que estais sujetos.
Estais en vuestra Patria, chilenos, y como estranjeros an­dais por este suelo el más rico, y el que hace de Chile una nación fuerte y ‘grande.
Vosotros sois, los que con vuestro sudor dais millones de millones , al Erario :Nacional; y sin embargo de todos los demás chilenos, sois los ménos recompensados y os hallais relegados á un olvido ingrato!!
Levantad unánimemente vuestras voces, hacedlas Pegar hasta el recinto del Congreso; que hasta ahora ninguno de los que se sientan en sus mullidos sillones ni aun los elejidos por vosotros mismos han levantado la voz para pedir la pro­teccion que merece el errante pampino!!
Por lo tanto tened presente el refran que dice ayudate Dios te ayudará”.