El Lolo, el patrón, San Lorenzo, se ha quedado otro año más sin fiesta en su pueblo. La alegría y el dolor, dos caras de la misma moneda, han tenido que trasladarse a la ciudad, o mejor dicho a sus barrios populares, esos lugares donde el santo tiene su segunda casa, la casa de todos los peregrinos.

Agosto se pinta de amarillo con rojo. Las guirnaldas cruzan la cuadra. El frontis de cada casa se cubre con esos colores. Los barrios populares se transforman en la quebrada del amor. La calle Sotomayor en la san Carlos, es la avenida de los saludos y peticiones al santo, de la entrega de café caliente o de helados.

El Lolo no es exclusivamente el patrón de los mineros, es ahora de los humildes. Habita en todos lados e incluso en los cuerpos como tatuaje, tal como lo demuestra el trabajo de Basaure y Cáceres:  Piel Tatuada. Oraciones eternas que se cargan en la corporalidad que define a los que vivimos en este lado del país, región conquistada.  Al santo hubo de protegerlo para evitar que los chilenos arrasaran con él. La chilenización forzada nada sabía del culto a los santos patrones. Braulio Olavarría en Tarapacá en el Mundo, entrega preciosa información sobre el particular. Dice que más que castigador, el Lolo, fue castigado.

La Rompía del Día se hizo en Iquique y el Checo y su grupo despertaron a la ciudad con aquel diálogo: “A quien venimos a ver” y el coro no lo piensa dos veces y responde “A San Lorenzo”. Al  igual que años anteriores, de pandemia, la fiesta tuvo que relocalizarse y para ello la inventiva religiosa y popular se las arregló para saludar al Lolo. Y mientras haya calles para danzar, el santo seguirá siendo lo que es, un signo vital de nuestra identidad.

Pregunté una vez a un peregrino quien era para él, el Lolo, me miró de arriba hacia abajo, y me respondió en forma escueta pero categórica: “Es mi compadre”. Y  bien lo sabemos a los compadres hay que responderles con lealtad y puntualmente.

Publicado en La Estrella de Iquique el 14 de agosto de 2022, página 11.Fotografía: El frontis de una casa en calle Pedro Lagos, sector del Morro.