Felipe Segundo Guerrero Guerrero, el viejo Segua
1925- 2017
Segua, el viejo Segua, era un diccionario que caminaba. Mejor dicho un manual. Lo que se le preguntaba era de su dominio. Manejaba las fechas como quien maneja las vocales. Te miraba y te corregía, pero sin aspavientos ni falsa modestia.
El viejo Segua, cultivaba la lucidez como quien cultiva a los buenos amigos. En su velorio dos estandartes lo protegían. El del Unión Matadero y el de los Exprisioneros de Pisagua. Su hijo me muestra una foto, al lado nada menos que de Arturo Godoy. El Segua, el viejo, me regaló parte de sus conocimientos, de esos que no se transan en el mercado de valores, pero si en el mercado de la iquiqueñez. Valiosos en consecuencia. No murió el viejo Segua, sólo que como los viejos vagones del ferrocarril, descarriló y en otra estación sus compinches caldereros, mecánicos, carrilanos lo esperan para continuar hablando de Allende, del Mono Sola, del Loco Montecinos, del Tani y de Godoy.