Aún se cuentan los votos, los que se obtuvieron y los que no. Un candidato decía: “Si todos los que afirmaron que votarían por mi, lo hubieran hecho, sería primera mayoría”. Es que en ese cuarto y esa urna, la vida parece mostrarse entera.  La expresión “el voto es secreto” sirve para protegerse de las presiones debidas e indebidas.  Los puertas a puertas, vieja estrategia de ciertas minorías religiosas, se ha traslado a la política. ¿A quién me faltó ir a visitar? Se preguntan los que no fueron electos.

La conducta electoral de los ciudadanos, es decir, el modo en que sufragan sigue navegando por las aguas de la no racionalidad. Con ello no afirmo que es irracional. Hay votos que son de familias, y que de abuelos a nietos, lo hacen del mismo modo. Otros, se inscriben en redes más amplias que es el barrio. En el Matadero, el viejo barrio, todos votaban por Samuel Astorga.

También se sufraga en base a la transacción un voto un favor: le pagó con una raya vertical a quien me ayudó en tal o cual situación. (Leonel Cortés, “Chin Chin” le dijo una vez a Ramón Pérez Opazo: “Usted atiende por Juan Martínez a los muertos, y por Tarapacá, a los vivos”).  En los tiempo de hoy, en que la imagen es todo, se adhiere a un candidato o candidato por estímulos visuales.  La belleza, la facha, la cercanía, la espontaneidad, la sonrisa, son los nuevos aditivos “ideológicos”.

En Iquique se apela además al voto de la identidad. Es decir, luego del fiasco de Fernando Flores, se opta y prefiere por uno de casa. Pero, la realidad siempre es compleja, por decir lo menos. En esta ciudad campeona de la identidad cultural, muchos iquiqueños, en la senatorial,  optaron por el candidato de Arica. Primaron, en este caso, otras variables.  Pero en fin: dos iquiqueños en pugna, es cosa seria.

Los que sabe dicen que en esta segunda vuelta, las estrategias de conquista del voto, deben estructurarse en torno a niveles más cercanos y familiares. En este caso, el líder de la familia, el pariente más creíble, juega un rol central en el cambio o en la afirmación del voto.

Otro amigo, me decía en su tono semi-sociológico que la región de Tarapacá, era una región castigadora. Y tiene toda la razón. Le pasó a Pinochet en el plebiscito del Si y del No. Y ahora le ocurrió a la Concertación. Y eso que Tarapacá es la región que más crecimiento económico muestra a nivel nacional. ¿Cómo se puede explicar esto?

Aún hay banderas que flamean. Y al parecer las más, son las de aquellos que no alcanzaron a llegar a  Valparaíso. Pero hay otra frase consuelo: “Las elecciones no se ganan, ni se pierden” se explican.  Sin embargo, hay gente que por más que se lo explique, perdió.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 20 de diciembre de 2009.