Al igual que otras palabras que pueblan nuestro rico y variado diccionario, forro, tiene varios significados. Acceder a ellos implica ver contexto, entonación entre otros elementos: “No es lo que te dijo, sino como te le dijo”. En marzo, el término forro alude a la protección de los cuadernos y libros. La página de un periódico de ayer era la forma más humilde de proteger lo aprendido. Otros más sofisticados eran los hechos en casa, de género. Luego se pasó a los de plásticos, de colores que además tenían el aroma a ese material. Venía, por supuesto, del Puerto Libre de Arica. El papel craft, se usó también como protección. “Hay que traer forrados los cuadernos” nos indicaba la señorita Mariante o don Octavio Villarroel.

Forro se le llamaba también al material que protegía las llantas de los vehículos. Triste era constatar que el forro de la bicicleta ya no daba para más. Forro además era la parte interna del traje. Un terno con forro y más aun si era de color fuerte, en los años 60, confeccionado por el gran sastre Juan Cueto, era señal de distinción. Una fotografía de Los Angelos, el grupo musical,  da cuenta de esa estética. Para La Tirana y San Lorenzo, ojalá este año se realicen estas fiestas, los bailarines preparan sus trajes. En muchos de ellos, el forro es vital.

Pero había gente que se metía en forro. “No sabí en el forro que me metí”. Meterse en forro dependía de la falta. Quedarse con el vuelto, sacarse una mala nota, hacerse la cimarra,  hasta problemas de mayor envergadura. ¿Quién no se metió en un forro más de alguna vez?

El forro está en el límite, no siempre claro, entre una buena y mala palabra. Por lo mismo, antes de evaluarla hay que que ir al contexto. Andar como el forro no amerita explicaciones. El año 1957 los iquiqueños nos metimos en tremendo forro, izamos la bandera chilena a media asta en señal de protesta. El centralismo nos acusó de poco patriotas. ¡Allá ellos!

Publicado en La Estrella de Iquique, el 14 de mazo de 2021, página 11