La Revista Estadio, dijo/escribió que Oscar Francino era un “negro elegante”. Era además fanático de Magallanes. Y lo fue tanto que ese barrio grande que era Iquique, no dudó, un instante en llamarlo así. A modo de saludo le decían “Magallanes”. Tres veces se repetía el ritual.
A Oscar Francino la muerte lo tuvo entre las cuerdas y por más movimientos de cintura que hizo no le pudo ganar. Fue como esa pelea, en el año 1949 contra José María Gática, el “mono”. Perdió el nuestro.
La Revista Estadio, lo retrató de cuerpo entero. Ticiano escribió “El era un morenito ágil y elegante, de buen boxeo, de movimientos felinos y ataques sorpresivos. Espectacular y brillante, dejó un recuerdo en los fanáticos, quienes los vieron, con agrado, aparecer nuevamente en 1943, ahora en la categoría pluma. Otra vez frente a Guzmán, pero ahora con más armas, más seguro de sí mismo, más aplomado y más veloz. Ganó, pero los jueces dijeron otra cosa”. El año 1944, en otra final peleó con el otro iquiqueño, Bernardo León. El resultado es cosa sabida. Recién Oscar Francino empezaba a aprender el duro oficio del Tani y de Godoy.
En 1946 conquistó el título chileno de campeón y también el de campeón latinoamericano derrotando, entre otros, al argentino Armando Risso, que venía lleno de pergaminos, a ganarse la corona. Toda esta información se la debemos a la revista Estadio. Sin ella, las glorias del Negro Francino hubieran caído en ese territorio que se llama olvido. ¿Alguna biblioteca nuestra tiene la colección completa de esa revista?
La carrera de este elegante y bravo boxeador fue breve, pero brillante. En sólo cuatro años logró lo que los otros tardan el doble. Pero tuvo la mala fortuna de encontrase con uno de los mejores boxeadores del mundo de ese entonces. Me refiero al ya mencionado José María Gática. Fue el año 1949. Perdió el nuestro, porque confió demasiado en su bravura y por lo mismo se expuso. El resto es historia conocida.
Francino como boxeador bebió de las aguas que todos los guapos de esta ciudad han bebido, la bravura. Y a veces casi suicida. Pero además, como escribe Ticiano tenía una “elegancia felina”.
Es una pena que no hayan registros fílmicos de esas monumentales peleas del “negro elegante” Sólo nos quedan las portadas de la patrimonial revista Estadio, mil veces citadas. Y obviamente, me quedan las fotos de esa reunión con Bernardo León, Jorge González, Ariel Standen, Roberto Sola y Oscar Francino, en el año 1992, en el viejo Estadio, ese que cada día se muere un poco más.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 28 de marzo de 2004.