Un mapa de los años 50 de esta ciudad puerto señalaría la existencia de varios barrios interconectados entre sí.  Cada uno de ellos, aunque no de forma exclusiva, tenía y sigue teniendo, en algunos casos uno o dos clubes deportivos y bailes religiosos.  Pertenecer a uno de ellos te definía y auto definía a la vez. Además se les asociaba a la actividad productiva en la que sus miembros pertenecían: magisterio, matarifes, pescadores, comerciantes, etc. Por la costa los pescadores de Cavancha, el Morro y el Colorado. Y por el norte el Matadero. En los años 60 aparecen nuevos barrios como la Jorge Inostrosa, la San Carlos, la Norte Hospital, la Caupolicán entre muchos otros. En el caso antiguo el barrio Unión, Libertad, José Miguel Carrera. El observador poco atento se pierde en esa trama de nombres barriales.

Era posible además detectar el hecho de que en cada barrio había apellidos que destacaban. En el Colorado, los Ayala, Pulgar entre otros, en Cavancha los Mir, López, en el Morro, los Taberna, Espinoza, en el Matadero, los López, Godoy y suma y sigue. Además por cierto los sobrenombres obtenidos en la pila bautismal de una esquina del barrio: cada uno tenía su loco, su rey feo y su reina. Además de aquellos imposibles de explicar como el care e cueca de la plaza Arica.

Había rivalidades entre algunos barrios que se expresaban en el carnaval o bien en las viejas canchas que Raúl Duarte bautizó como las “polvorientas”. Los más históricos Yungay versus Maestranza. Existían también versiones populares de Romeo y Julieta, pero con final feliz. El caso de un pescador del Colorado que se enamoró y casó con una dama de Cavancha.

Esta dinámica barrial terminaba a veces cuando los perdedores jugando de local despedían a peñascazos a la visita descomedida. Había que hacer sentir la localía. Ni había traducción para el fair play, pese a las enseñanzas del profe Trillo o de nuestra querida Toya Prieto.

Llevar las marcas del barrio es más profundo que el tatuaje. En la plaza Arica, a la hora del fútbol animamos al Matadero y en béisbol al Crisol.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 17 de marzo de 2024.