Sucedió en un pueblo del norte y se trataba de un match entre ciudades muy importantes. Habían transcurrido ya cerca de treinta y cinco minutos y el score se mantenía aun cero a cero. Y, de repente, seis jugadores del equipo local salieron como locos de la cancha, saltaron las rejas y siguieron corriendo, rumbo a la ciudad, vestidos de futbolistas como estaban. Para que les hablo de la sorpresa del público y de la indignación de una parte de él, que veía en esta fuga una absoluta falta de cariño por el fútbol local…
Pero, la explicación resultó muy lógica y clara. Había sonado la alarma de incendio y los seis jugadores de marras eran bomberos.
De la columna «Migajas» por Pancho Alsina
Revista Estadio.
4 de mayo de 1956.