Dos veces consecutivas levantando esa esquiva copa, la de América,  Rompiendo el monopolio del Río de la Plata. Acostumbrados a eso de que la copa se mira y no se toca.

La roja de todos nos unían en ese lindo opio que es fútbol. Pero a la larga, ese opio no era más que apio, un alimento de innumerables propiedades. Era lo único que nos cohesionaba como chilenos, o casi.

La roja con camarín dividido dio, por fin,  en el tono. Bajo la batuta del Gary ese que inventó la palabra chispeza y que no se olvida de donde viene, se concentró en Pinto Durán, y sin vestirse de corto, sin acudir a los miles de analistas políticos que desfilan por la TV, sin negociar premios, decidieron no jugar. Le dijeron no a la Fifa, no a la Anfp, no a los sponsor. Hicieron un círculo y con la lucidez del Gary y de Charly, dijeron Si a la lucha de los miles que sobran en este país.  País hecho a imagen de la  élite que tiene menos calles que la Venecia inundada.  Y que jamás entenderían la fiesta de La Tirana.

El Gary se mandó esta frase para el bronce: «Hay un partido más importante que es el de la igualdad». El empate, a veces, es bueno, sobre todo en el Chile de hoy.  El Gary puso la pelota en el suelo, y sobre ella su autoridad.El estallido de octubre no dejó a nadie en ese cruel territorio de la neutralidad que a veces se viste de apoliticismo.

La roja es una vez más la de todos. Ya vendrá Qatar. Si llegan a ese extraño país en ese lejano mundial, sus triunfos serán mayores.

La cancha de este país será un poco más pareja. El viejo que va a la galería tendrá, espero una mejor jubilación. Remedios más baratos.

Necesitamos más Gary y en todos los deportes.

Ya están en la historia del fútbol, pero le faltaba el lugar en la historia grande. Gary tiene calle, carácter, agallas y sobre todo buena memoria. No se olvida de donde viene.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 19 de noviembre de 2019, página 13