La geografía barrial y deportiva de la ciudad a principios del siglo XX, se caracterizó por el hecho de que en cada barrio existió, por lo menos, un club deportivo. Ya sea en un barrio popular o en uno rico,  el club cumplía la función de la cohesión social y de la representación simbólica.

Por el lado sur, o mejor dicho, centro sur, la Academia de Educación Física (29 de abril de 1922) concentraba a la elite de comerciantes y del salitre de la época, abogados, profesores, médicos, etc. Un poco más al centro, el Norte América (18 de septiembre de 1909), se nutrió de esa misma fuente. Con dos cuadras de diferencia, está el Unión Morro (1 de julio de 1923) integrados, en lo esencial por pescadores de esa antigua caleta. Por el mismo plano urbano costero, hacia el norte, en el barrio El Colorado, compuesto también por pescadores, Estrella de Chile (14 de julio de 1921), simboliza a este barrio. En esta misma geografía se funda La Cruz (9 de septiembre de 1923). Hacia el extremo sur, en Cavancha, los pescadores fundaron el club que lleva el mismo nombre de la península (27 de abril de 1942).  En el centro de la ciudad, en Thompson con 18 de septiembre, el Yungay (30 de marzo de 1905) aglutinó a la gente humilde de ese barrio. Detrás del Hospital Regional, el Unión Pueblo Nuevo (8 de diciembre de 1928) concentró a trabajadores, comerciantes minoristas, etc, bajo sus filas.  Lo mismo puede decirse del Rápido (3 de julio de 1923), del Expreso, del Libertad (12 de julio de 1951), del Unión (20 de marzo de 1931), del José Miguel Carrera, y de otros que desaparecieron como el Unión Bulnes,  el CD Patricio Lynch, el Atlético Municipal, el 21 de Mayo, el Santiago Sabioncello, el Orella FBC y el Pedro Lagos F.B.C, el Iquique F.B.C, entre tantos otros. El Maestranza (5 de diciembre de 1905) aglutina a los obreros del ferrocarril salitrero inglés.

Lo anterior nos informa de la extraordinaria capacidad que tiene la sociedad civil para auto-organizarse y de paso ocupar en forma colectiva el tiempo libre. Los deportes cumplen esa función social.

El aporte de los ingleses a través del ciclo salitrero, no sólo se reduce  a las actividades productivas, sino que también en la que se refieren al ocio. ¿Qué otra cosa se podía hacer en esos tiempos tanto en la pampa como en la ciudad?  Al trabajo productivo realizado en duras condiciones, tanto climáticas como labores, le correspondía un ocio que diera sentido y pertenencia. El deporte, y sobre todo el fútbol lo pudo realizar. No hay que olvidar que en sus inicios, esta práctica era propiedad de la elite. Paulatinamente, se va popularizando. Baste ver la alienaciones de fines de siglo XIX. A los apellidos de Nicholls o Brenner, le siguen los de Rojas o de Mir. Deportes como la bocha o el golf, representan otra dimensión. En una de clase y en otra de grupos con fuerte identidad como los italianos. Con todo, este Iquique deportivo ya reseñado nos habla de una fuerza y de una organización que se echa de menos.