De vez en cuando había un personaje que destacaba por ciertos atributos, algunos físicos en ciertos casos: los chatos o los chicos, el flaco, el gordo y así una enorme lista que incluía todos los géneros posibles de advertir.

Estaban también los buenos para hablar. Aquellos que se tomaban la palabra y no la soltaban más. Dueños de una retórica impecable e implacable. Tomaban aire y continuaban el relato, y le daban a éste, cierto tono, imposible de distraerse, por parte de una audiencia prisionera de verbos y adjetivos. Estaban también los que hablaban cabeza de pescado.

Tenían por cierto sobrenombres. O eran señalados comparativamente con objetos de la naturaleza. “Tiene más lengua que un relleno de erizo” en alusión a ese manjar compuesto por ese elemento marino, casi imposible de conseguir. “Viejo chamullento”, expresión tal vez proveniente del Río de la Plata, popularizado por el tango.

Dueños de la palabra y de sus recovecos, estiraban la historia, en este caso, la anécdota, como si fuese un chicle en la matinée. La palabra síntesis no existía. Cantinflas era el modelo. Estaban aquellos que despedían a los muertos, aunque no lo conocieran. Frases hechas “Que se abran las puertas del cielo…” clamaba mi vecino Jara y el cementerio 1 se inundaba de silencio. Del Perú se exportaban libros de ese estilo para la ocasión otras más felices.

El chamullento era primo hermano del mentiroso. Se encerraba en su casa y luego decía que andaba recorriendo el mundo. Fue campeón de Chile y a nadie le consta. Cazó la albacora más grande que jamás se haya visto en nuestras costas. Mató a un toro de un combo en la cabeza.

Estaban también los hocicones. Aquellos que amplificaban todo. Esperábamos la tarde para escucharlo en la plaza, mientras la luna desplazaba lentamente al sol. Entre la admiración y la incredulidad nos arrebatamos de historia y ficción. En el Colorado a uno le decían Marco Polo, en Pueblo Nuevo, había un Hitler. Nuestra biografía estaba poblada de historia.

Publicado en La Estrella de Iquique el 6 de febrero de 2022, página 11