“Huellas en el tiempo” es un libro de la memoria. La memoria es el almacén de lo que fuimos, es el despacho donde viven nuestras señas de identidad, es el bazar donde se acumulan nuestros gestos, es  la despensa donde se yergue altiva nuestra infancia, la de cada uno y la de la sociedad. Biografía e historia se entrelazan para tejer un sentido de vida. Este es un libro escrito visualmente por Hernán Pereira y Pamela Díaz. Son dos pares de ojos, masculinos y femeninos, que se han dedicado a grabar con sus lentes fotográficos la historia de esta ciudad-puerto-mall.

Continúan pues una larga tradición de fotógrafos cuya misión es y ha sido documentar la vida de estas tierras. El libro editado en Iquique  en 1899 de L. Boudat llamado “Álbum de las Salitreras de Tarapacá”, parece iniciar este intento por registrar la realidad del norte grande. Le antecedieron grabados como el que realizó M. Prior,  acompañando al  rey del salitre J. T. North.

Boudat recoge todas o casi todas la oficinas salitreras que existían en esa época. Por su naturaleza es un documento histórico y por mismo apetecible. De allí que se haya reeditado hace un par de años atrás.  La historia de la fotografía en el norte grande, y  en especial en Iquique, es una deuda que los historiadores tienen con esta actividad.  En el 1900, varias estudios fotográficos retrataban la vida social del puerto. Nombremos algunos: La Elegante, Gálvez, Oddo y Cía, Dávila, Termini, José Luis Peña, por sólo nombrar algunos.

El libro de Hernán y de Pamela, es una crónica inmóvil de este Iquique eternamente en movimiento, es un catastro de sus miserias y de sus grandezas, es un estado del arte de sus personajes populares en el amplio sentido de la palabra: desde Chiricaco hasta el Alcalde, como queriendo decir que entre ambos hay más continuidades que rupturas. No en vano todos conocen tanto al uno como al otro, aunque voten por uno y no por el otro. Cosas de la vida.

Hay dos páginas que me llaman la atención de este libro. Y me llaman la atención porque  recoge aspectos casi fundamentales de nuestro ser. Me refiero a las páginas 48 y 49. A la izquierda jóvenes desfilando un domingo cualquiera a eso de las 12. Y la 49, quizás los mismos que desfilan, pero ahora frente a la otra religión, a su santo patrono, San Pedro que los protegerá de la mala suerte y les mostrará la abundancia que habita en el vientre materno.

Detrás de este libro, vive ese Iquique que quizás ya es distinto al  que encontraremos cuando terminemos de leer este libro.  Pero, es un libro que captura buena parte de lo que somos.

Un nuevo libro espejo, pero es un espejo que nos devuelve sin trampas  los  cientos de rostros que habitan la ciudad. Está el Iquique-Miami y el Dándalo entre muchos otros.

 

Publicado en La Estrella de Iquique, el  7 de diciembre  de  2003