Perfectamente se puede reconstruir la ciudad a través de las fotografías. Agrupadas de modo sistemático y con arreglo a criterios bien definidos, nos otorgan una imagen bastante certera de lo que, en el caso de Iquique, alguna vez fuimos.
Una especie de plano regulador de la memoria, que nos lleva por calles y avenidas que porta otra estética. Una ciudad formal en el amplio sentido de la palabra. Más limpia y menos ruidosa. Hasta cierto punto un Iquique más solemne que se permite abrir un paréntesis, en épocas de fiestas y de carnaval. Una especie de todo es posible, para luego retornar a lo cotidiano.
Plazas, recintos deportivos, cines, teatros, calles y avenidas constituyen los nudos del espacio público que enhebra la vida colectiva de una urbe que se define a condición de estar en lo público. Esta ética comunitaria es parte insoslayable de nuestra identidad cultural.
Las fotografías, sobre todo si dan cuenta de las dinámicas populares, se constituyen en un preciado testimonio. Ya los sabemos desde fines del siglo XIX, la elite tuvo un romance continuo con la máquina fotográfica. Los salones de fotografías se constituían en un bien demandado. Hoy queda uno solo. Los pampinos proletarios accedieron, en la medida de sus posibilidades, a posar a estos estudios. Les denuncia su condición social, sus trajes y zapatos mal lustrados. Desean quebrar el monopolio de la elegancia propiedad de la elite.
Lo anterior a colación de un nuevo libro “Iquique imágenes de memoria II”. Un conjunto de 162 fotografías ordenados bajo los rótulos del retrato, los deportes, la religiosiodad popular, la sociabilidad y las calles del puerto. Además imágenes de Pica, San Lorenzo, entre otras. Panaderos en plena faena, construcción del hospital regional, deportes practicados por anónimos “players”, procesión de La Tirana Chica en la década de los años 30. Un libro que abre las puertas del jardín de la memoria, y que al igual que el anterior, usa en portada y contraportada, fotos de niños y de niñas. Testigos del paso del tiempo de una ciudad que tiene problemas para reencontrarse consigo misma. Este libro es una espejo abierto que busca afanosamente a la ciudad que alguna vez fue retratada. Un espejo empañado, por cierto.
Publicado en La Estrella de Iquique, el 15 de diciembre de 2013, página 15.