A los iquiqueños se nos enseña desde que nacemos varias «verdades verdaderas». La primera que Iquique es tierra de campeones, luego que somos privilegiados por haber nacido en el puerto heroico. Y así. Y otra más elemental, pero efectiva  advierte, que ante cualquier sismo debemos encaminarnos al cerro. Ese es el manual de la iquiqueñez. A esos mandamientos  se le suma este otro: en momentos de aflicción o de alegría extrema cante el himno a Iquique.

En estos días terribles, hemos visto como la gente sube en calma y en conjunto hacia la línea segura, la avenida Salvador Allende. Por Bulnes, Orella, Zegers casi en procesión, casi en funeral, casi en carnaval, hombres, mujeres y niños caminan. Llevan de todos. La experiencia de acampar en La Tirana y en la playa, es un capital que tenemos incorporado. Sabemos que llevar y sabemos como lidear con la noche fría de este otoño maldito.

En los barrios populares  se manifiesta  otro capital, la solidaridad. Las puertas se abren como en la noche de Año Nuevo. Siempre hay un un banco, una silla, una taza de café. La radio a pila, made in Korea, nos informa del comportamiento de nuestra tierra y de nuestro mar. En la plaza Arica desde que nacemos se nos dice que el agua llegó, no se decía tsunami, hasta el negocio de Mateo, otros dicen que arribó hasta la misma puerta del despacho del Belfor. Claves del barrio. Mateo tiene más de cien años y cuando me lo encuentre le preguntaré.

Este «saber como» que habita en los barrios se desaprovecha. Hay una política de emergencia que viene de arriba hacia abajo. Falta como ya escribí, un modelo  comunitario que ayude a hacer menos drámatico lo anterior. Las redes sociales del barrio se activan de un minuto a otro. La experiencia del plato único, de la lota son conocimientos  instalados en ese tejido sociopopular. Una vecina, se dedica, por encargo a hacer pan amasado. En suma, en estos días nos enseñan que la solidaridad es un bien instalado que hay que ordenar y proyectar. Larga vida para el puerto mayor.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 6 de abril de 2014, página 24