Chumbeque CDAlguien dijo que para hacerse iquiqueño hay que salir de la tierra que nadie nos prometió. En otras palabras, como los barcos no dejan ver el puerto, los hoyos no dejan ver las calles, los jotes no dejar ver el cielo, resulta imperioso cruzar los límites del barrio grande, para darse cuenta que se pertenece a algo que por estar tan prendida en la piel, la entendemos como algo natural.

Al revisar el  patrimonio musical popular de Iquique, advertimos que gran parte de las canciones más bellas escritas al puerto, fueron compuestas por “afuerinos” (palabra muy fea). Es el caso del orureño Gilberto Rojas con su vals “Iquique”; es la situación de Víctor Acosta (el autor de “La Joya del Pacífico”) que inspiradísimo cantó “Iquique, jamás te olvidaré”. Se suman a él, Choche Mérida, Atilio Carboé y Luis Ortega, por sólo nombrar a unos cuantos.

Mención aparte merece Santiago Polanco Nuño quien junto  a Victoriano Caqueo escribieran en los años 60 del siglo pasado, el Himno a Iquique.  Bajo el seudónimo de Lautaro Andino, este militar nacido en Viña del Mar, escribió “Tú no has estado en Cavancha” e “Iquique es puerto” temas fundamentales, para entender como un hombre nacido en otra geografía, se convierte en iquiqueño. Para que eso se produzca se precisan dos condiciones: una ciudad dispuesta a abrir las mamparas de su casa al extraño, y un extraño, dispuesto a valorar la vida local.  Todos los autores reseñados cumplieron ese mandato. Y lo demostraron escribiendo esas canciones.

La loca geografía local, por su parte, generó sus propios compositores. Son aquellos que nacen con cierta estrella en la frente y con una guitarra bajo el brazo. Sin ir más lejos, hay que hablar de Luis “Checho” González, el cronista musical que registra en sus canciones las grandezas y pesares de Iquique; Guido Marincovic, un humilde iquiqueño/croata, nos sorprendió con un bolero que sólo él, podía escribir: “Pocos iquiqueños/ van quedando ya…” testimonia la angustia local. Es el primer bolero iquiqueño del siglo XXI.

Aparte del himno oficial a Iquique, tenemos otros. “La Reina del Tamarugal” de Veas y Miranda,  se instaló para siempre en la memoria colectiva. En idénticas condiciones “A mi puerto”  de Jorge “Coke” Iturra.  Más que un himno es un alegato (El “Coke” en si, es un alegato), más que un himno es una porfía (El “Coke” es una porfía), más que himno es un acto de fe (El “Coke” es eso). Esta canción es,  también la autobiografía de esta cantor y bohemio, que vivía en constante contradicción: usar corbata o ponerse ese poncho rojo que hasta el día de hoy  usa.

Este nuevo CD que hemos puesto  a disposición de todos aquellos -”afuerinos” y “netos”- que se interesen por la suerte de nuestras querencias y odiosidades, se centra en la producción de aquellos hombres como Jorge Iturra que dejaron un legado musical que trataremos de reactualizar cada vez que podamos. Es el regalo de navidad que nos merecemos.